
Estamos acostumbrados a ver en los medios de comunicación a mujeres víctimas de maltrato físico por parte de sus parejas y a quedarnos espeluznados ante los golpes, moratones, cuchilladas y todo tipo de agresiones que desgraciadamente padecen estas mujeres.
Es, sin embargo, menos frecuente ver el testimonio de mujeres que han sufrido maltrato psicológico, que es tan horrible y destructor como el maltrato físico, pero menos visible.
Son mujeres que, poco a poco, te van relatando las humillaciones, desvalorizaciones y ataques continuos a su valía que vienen sufriendo durante años: desprecios, "tu no vales para nada"; vejaciones diversas, burlas crueles (como aquella mujer que le pedía dinero a su pareja para comprar ropa para los niños y él siempre le decía "el domingo iremos a comprarla", sabiendo que ese día las tiendas estaban cerradas); control del dinero hasta limites miserables ("no cojas el yogur que yo he comprado"), ("por qué has hecho una tortilla de seis huevos"); "eres una mala madre"; "nadie te va a querer porque eres fea"... amenazas continuas... Todo ello provocando en las mujeres un desgaste emocional tan fuerte, una perdida de estima y de referencia de ellas mismas como sujetos humanos merecedores de respeto, que sigue horrorizándome el relato pormenorizado que hacen estas mujeres, que en la gran mayoría de los casos se encuentran indefensas, ante la barbarie que exhibe su pareja.
Recuerdo relatos de mujeres en las que sus parejas se burlaban de su aspecto físico; que en cuanto éstos llegaban a casa a comer, tiraban los platos de la comida que diligentemente antes, estas mujeres habían preparado; de mujeres que tras engaños de años, seguían al lado de la pareja porque "dónde voy a ir "; mujeres que aguantaban que él se fuera de copas con los amigos y ellas directamente a casa, que mendigaban que su pareja les diera dinero para comprar comida... capítulos horrorosos de su vida que un día deciden empezar a enfrentar.
El maltrato psicológico produce en la mujer maltratada un vacío profundo del que es muy difícil salir, más si aquellos organismos que tienen que protegerle (jueces, policía, médicos, psicólogos etc...) minimizan sus efectos o no están atentos porque el maltrato psicológico es, a veces, difícil de demostrar.
En ocasiones, esa pérdida de autoestima, esa identificación con el "no vales", es tan profunda que no hay fuerzas para denunciar.
Por eso, hay que estar muy atentos a lo que cuentan estas mujeres, para hacerles ver que eso que están sufriendo desde hace años es maltrato. Ellas mismas muchas veces lo niegan, y se asustan al oir la palabra:"¡Pero si no me pega!"
Hay que hacer comprender que las palabras, la actitud, las formas, son a veces tan duras o más que una bofetada, que un golpe, y que también se pueden y se deben denunciar.