Leo una cita de Buda que dice: "El peor enemigo del hombre es su propio pensamiento", y me sigue sorprendiendo que ya hace tanto tiempo se hubiera llegado a esa conclusión y, sin embargo, qué poco la tenemos presente.
Continuamente nuestra mente está llena de pensamientos, algunos neutros, pero una gran mayoría de tipo negativo, con temores, miedos, anticipaciones, dudas, etc. que nos generamos nosotros mismos, ante los acontecimientos que nos van sucediendo o nos toca enfrentar día a día.
No nos paramos a meditar que, si es nuestra mente la que crea nuestros pensamientos, podemos entrenarla para que esos pensamientos sean más ajustados, menos negativos, creándonos un hábito de pensamiento positivo y racional con el que enfrentaremos la realidad cotidiana con mejor ánimo y mayor control emocional.
Para ello, para trabajar ese hábito nuevo que queremos aprender, para aprender a pensar bien, no hay más que pararse a pensar en qué estamos pensando, y evaluar si esa manera de pensar es irracional: exagerada, dramatizadora, anticipadora, con presagios negativos, etc. Es decir, si lo que estamos pensando es así en realidad o estamos cometiendo errores de pensamiento que hacen que perdamos las riendas de nuestra mente, de nuestro ánimo y, a veces, de nuestra vida.
La única manera de aprender a pensar de manera racional y positiva, no es otra que practicar hasta crearnos un hábito de pensamiento nuevo, que nos hace enfrentarnos al día a día sin coste emocional.
Para eso es importante recordar que lo único que le puede detener a cualquiera para lograr sus objetivos es en realidad... uno mismo: sus temores, inseguridades, indecisiones....
Deje de ser su propio enemigo y verá como empieza producirse el cambio y las cosas salen, generalmente, mejor.
Para conseguir este cambio hay que practicar y ser persistente. Tenga paciencia consigo mismo y no tire la toalla, esperando recetas mágicas o píldoras milagrosas que provoquen ese cambio. Porque eso no es así nunca. Hay que trabajar el cambio, con paciencia y constancia.
Seguro que cumple sus promesas. Pues cumpla la principal: la que se hace a usted mismo. Y a practicar. No saboteé sus intentos con pensamientos del tipo "es inútil, esto no es para mí..."
Persevere y tenga paciencia. Dese oportunidades. Sea usted su principal aliado.
