El trabajo más importante que tenemos a lo largo de nuestra vida es llevar precisamente eso, nuestra propia vida. Esto que parece una verdad de Perogrullo, sin embargo se nos antoja difícil en muchas ocasiones, casi siempre por miedo e inseguridad o barreras que nosotros mismos nos ponemos.
Para poder llevar nuestra vida y vivirla conscientemente no debemos olvidar que siempre debemos estar en contacto con nuestros sentimientos. Analizar y pensar en lo que pensamos, en qué sentimos y cómo nos sentimos, nos conecta con nuestro propia esencia y de esa manera nos escuchamos, nos interrogamos acerca de lo que queremos y estamos haciendo. ¡Qué frecuente es oír "no me daba cuenta, me metí en una relación sin sentido, debería haberlo pensado..."! Si no nos escuchamos, no podemos saber lo que queremos y es fácil así equivocarse y sufrir.
Además es muy importante tolerar frustraciones, soportar a veces sufrimientos de los que siempre podemos aprender. Si no nos lanzamos y arriesgamos a perder y sufrir a veces, el resultado es la inacción, la apatía y así... ¡no se vive!
Unido a esto, hay que tener muy claro que nada ni nadie somos perfectos, porque, muchas veces esperar a esa supuesta perfección nos retrasa en la acción o en tomar decisiones a la espera de unas supuestas condiciones ideales que nunca se van a dar.
Asumir, además, que nos equivocamos y que equivocarse es absolutamente necesario para aprender y no significa en ningún caso que no valga o no sepa o no pueda... es decir, saberse limitado y aprender sin que por ello nos sintamos inseguros.
Y por último, tomar los aciertos y errores que cometemos a lo largo de la vida como el aprendizaje necesario y positivo que es. Las personas que no temen perder y fracasan, saben extraer la lección para volver a redefinír sus objetivos. Las que temen la caída se inmovilizan y nunca conseguirán nada nuevo.
Saber aprender de lo bueno y malo que nos ocurre a lo largo de la vida, nos nutre por dentro de energía positiva y nos da fuerzas para volver a intentarlo. Y así como dice un proverbio ruso: "Caer está permitido, levantarse es obligatorio".