Piensan que el pasado es el responsable de sus sentimientos y acciones presentes, que es necesario encontrar la causa en ese pasado, que normalmente esa causa suele ser traumática y que ese des- cubrimiento llevará irremediablemente, y como por arte de magia, a un bienestar inmediato una vez identificado.
Sin embargo, el pasado, pasado está, no puede usted cambiarlo y tampoco es el responsable de sus problemas actuales. No puede hacer que usted se sienta mal y se comporte de forma derrotista HOY.
Protestar y angustiarse por la mala infancia que tuvo, o por los problemas padecidos de hace unos años, no le lleva a ninguna parte más que a empeorar. Por supuesto, ninguno nos libramos de nuestro pasado. Está ahí. Pero, realmente, nunca es el motivo de nuestro sufrimiento hoy, si nosotros no dejamos que lo sea.
Lo que realmente nos afecta son las creencias presentes sobre nuestro pasado. Y esas creencias que mantenemos ahora son las que podemos cambiar. Hay una gran diferencia entre las emociones negativas saludables que podemos tener por un pasado duro y sentimientos negativos malsanos que nos amargan el presente y nos paralizan impidiéndonos avanzar.
La vida tiene cosas negativas, no es justa, y es dura, pero seguir adelante, teniendo sentimientos negativos saludables por las cosas malas que nos sucedieron, es lo importante. Ahí está la clave; en que esos sentimientos negativos saludables no se conviertan en emociones catastrofistas y malsanas que nos condicionen el presente y nos impidan cambiarlo y disfrutar de él.
Precisamente por lo malo que a veces la vida nos da, es importante disfrutar de todo lo bueno y de tener la siempre la buena actitud de hacerlo.
