ANALITYCS

domingo, 27 de noviembre de 2011

MIEDO A MORIR


Dicen que todos los seres humanos tenemos miedos comunes, especialmente el miedo a enfermar y el miedo a la muerte.
Tanto uno como otro, en principio, parece que se deben a que no somos capaces de controlarlos, es decir, que no sabemos realmente cuántos días de vida nos quedan por delante y que, inevitablemente, todos moriremos más tarde o más temprano. La certeza de que somos mortales genera en muchas personas mucho temor y ansiedad, y el miedo a enfermar, en otras, origina que continuamente estén pendientes de “síntomas” que creen tener y que les avisan a tiempo de esa enfermedad imaginaria, lo que les hace estar continuamente alerta y examinándose , autoexplorándose o yendo al médico, por si acaso.
Sin embargo, tan cierto como que todos vamos a morir es que, en principio, no sabemos cuándo va a suceder. Saber que la vida, que con frecuencia nos parece rutinaria y en la que los días se suceden unos a otros sin apenas variación, tiene fecha final debería servirnos de recordatorio para que intentáramos vivir cada día con la intensidad adecuada, centrándonos en él como si realmente fuera el último que nos tocara vivir. Además es que, pensándolo con calma, realmente lo único que tenemos es el día de hoy, esa es la certeza absoluta: el hoy me pertenece, el mañana espero que también, pero realmente no lo sabemos.
El pasado se ha ido, y aunque nadie lo olvidamos, pensar insistentemente en él lo único que generalmente nos genera es malestar, porque con frecuencia recordamos lo malo y nos mortificamos, o pensamos en lo bueno, añorándolo tanto que perdemos frescura en vivir el momento presente.
El futuro no ha llegado y aunque todos planeamos lo que vamos a hacer, o lo nos gustaría hacer en unos días o meses venideros, pensar en él nos quita también fuerza para disfrutar del presente, porque con frecuencia o caemos en ensoñaciones futuras poco realistas, o anticipamos catástrofes que probablemente nunca sucedan.
Por todo esto, decida por el hoy. Si nos quedamos en el hoy, los miedos desaparecen y el mañana siempre llega. Viviremos la vida con la intensidad de cada momento, con sus alegrías y tristezas, pero siendo conscientes de cada día y disfrutando plenamente de él.
Cuando llegue la muerte, nos encontrará serenos, llenos de vida, aunque seamos ancianos y estemos enfermos, porque la vida habrá surcado cada una de nuestros gestos, de nuestras acciones y de nuestro corazón.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...