ANALITYCS

domingo, 25 de marzo de 2012

SENTIRSE BIEN PARA HACER BIEN

Estamos acostumbrados a educar con el "no": “no hagas esto, no hagas lo otro, eso no se hace”. Habitualmente, vemos lo poco efectivo que este sistema es en muchas ocasiones y, además, la de veces que tenemos que repetir para que nos hagan caso. Conseguimos mejores resultados motivando y es ahí donde el refuerzo positivo adquiere la importancia que tiene.
Si queremos que nuestros hijos nos hagan caso, tienen que sentirse bien. Estar controlándoles y diciéndoles "no" en todo momento, sin darnos cuenta de reforzar lo positivo que hacen, lleva inevitablemente a una desmotivación y a qu , efectivamente, las conductas tarden más en implantarse.
Observemos también en nuestro caso: Los adultos, ¿no nos sentimos más motivados cuando nos refuerzan positivamente, nos animan a seguir adelante o comprobamos nosotros mismos que las cosas nos salen bien? ¿No es mucho mas motivante que uno mismo se reconozca sus aciertos o fallos, pero con la esperanza de que podemos mejorar y debemos intentarlo, aún equivocándonos?
Tanto como padres en la educación a nuestros hijos, como si tenemos que relacionarnos con los demás en los diferentes ámbitos diarios o como con nosotros mismos, recuerde que para hacer bien las cosas, o en el caso de que deseemos que los niños se porten bien, primero hay que sentirse bien en el día a día.
Sabemos que disponemos de la clave de la automotivación, el tener un diálogo interno positivo y el sabernos dueños de la actitud ante cualquier circunstancia que nos suceda. Si educamos a nuestros hijos en ese refuerzo positivo y en ese manejo de su propia actitud, acostumbrándoles a que utilicen ese diálogo interno, llegaremos a ser adultos acostumbrados a manejar nuestras emociones y, por lo tanto, dueños de nuestro bienestar.
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