Nuestras emociones se ven mediatizadas continuamente por lo que estamos pensando acerca de los acontecimientos del día a día. No ser conscientes de hasta qué punto lo que pensamos determina lo que sentimos, nos hace sufrir en innumerables ocasiones, pasándonos gran parte de nuestra vida abrumados por pensamientos que no existen más que en nuestra mente que nosotros mismos “fabricamos” y que, sin embargo, no cuestionamos nunca como si fueran verdades inmutables.
Cuestionarse lo que pensamos y, concretamente, los pensamientos negativos que tenemos, no es hacerse ilusiones, ni darse ánimos falsos, sino enfocar la realidad de una manera mucho más equilibrada, siempre de acuerdo con la realidad. Lo que ocurre es que los pensamientos negativos raras veces responden a la realidad, sino que están magnificados, dramatizados, vistos en términos de todo o nada, etc. Es decir, lo que en psicología se llaman distorsiones cognitivas, pensamientos falsos que se aceptan como verdades inmutables y no lo son.
Ejercite su cerebro en este cuestionamiento, porque de esa manera conseguirá eliminar mucha ansiedad de su vida.
Tómeselo como un ejercicio diario; cada vez que sienta malestar, ansiedad, agobio, párese a pensar en lo que esta pensando, en esos pensamientos negativos que inundan su mente y son la causa de su malestar. Desmenúcelos y entable con ellos una confrontación realista y comprobará cómo lo que está pensando no es la realidad, sino que está usted viendo ésta a través de un velo falso que la deforma y la convierte en una tragedia de la que puede salir simplemente confrontando el pensamiento negativo con un pensamiento real, cien por cien verdad y mas optimista.