Uno de los temores más frecuentes que podemos tener las personas es el miedo a la evaluación ajena. Para muchas personas es una autentico problema, porque viven envaradas, presas, siempre pendientes del qué dirán y siempre pendientes de mostrar un tipo de comportamientos y actitudes que socialmente se llevan o están bien vistos, no vaya a ser que los demás les juzguen mal.
Tales actitudes suelen llevar asociadas buenas dosis de ansiedad y, en muchos casos, dificultades en las relaciones sociales, porque cuando las mantenemos estamos continuamente midiéndonos y criticándonos, así como estamos también excesivamente pendientes de cualquier crítica externa, que generalmente nos sienta muy mal y hace tambalear nuestra valía y autoestima.
Pero si nos paramos a pensar, si realmente nos sentimos bien, de acuerdo con nosotros mismos y vivimos nuestra vida de acuerdo también a nuestros valores, nada de lo que nos puedan decir los otros puede afectarnos. Es propio de personas maduras y centradas el que, ante evaluaciones o comentarios críticos ajenos, sigan mostrándose tranquilos y serenos, como si todo lo que los demás puedan decir de nosotros realmente no nos afectara para nada.
Olvídese del qué dirán y viva su vida de acuerdo a su propio criterio. Nadie mejor que uno mismo debe decidirlo, y los posibles comentarios de los otros, serán eso, comentarios, que al segundo de haberlos escuchado le darán igual y olvidará.
Recuerde también que es imposible caer bien a todo el mundo y que, intentarlo, es un esfuerzo inútil y, por lo tanto, muy cansado, que puede llevar a amargarnos, desgastarnos psicológicamente y, lo que es peor de todo, a dudar de nosotros mismos.
Por lo tanto, empleé mejor toda su energía en establecer claramente sus objetivos y valores y en vivir de acuerdo a ellos, y olvídese de los demás, recordándose también que cada persona lleva su vida lo mejor que puede o que uno mismo cree.