He releído en un libro de Albert Ellis, uno de los padres de la psicología cognitiva, una frase que considero muy importante: “La vida le entrega una mano de cartas y es usted quien juega esa mano”.
Nos cuesta mucho admitir que vivir la vida es responsabilidad nuestra, es decir, es nuestra responsabilidad aceptar que somos los artífices de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y acciones. Sin embargo, en muchas ocasiones, lo que hacemos es culpar a los demás, a las circunstancias sociales, poniéndonos a la defensiva y paralizándonos como si nada tuviéramos que hacer.
Si usted acepta que es el reponsable de su vida podrá, por lo tanto, cambiar aquellos aspectos que no le gustan de la misma, podrá tomar una actitud activa sintiéndose realmente el artífice de la misma. Como consecuencia de esto, creerá más en sí mismo, indagará en sus pensamientos y reflexionará acerca de los pasos que vaya dando, afrontando realmente el día a día.
Le será mas fácil aceptar que la realidad tiene aspectos malos con los que en muchas ocasiones tendrá que vivir, pero también que tiene muchos aspectos buenos en los que deberá centrarse y disfrutar de ellos, actuando.
En este sentido es importante decir que la pasividad no funciona. El fatalismo de “qué desgracia, no puedo hacer nada”, lo único que hace es paralizarnos. Es verdad, nada se puede hacer por ejemplo ante la muerte, pero en casi todas las demás situaciones que nos toca enfrentar en la vida, siempre podemos afrontar lo que nos toca, con una actitud nueva, pensando y reflexionando ante la situación concreta y, en consecuencia, actuando. Si uno va forjando su vida, normalmente obtiene lo que quiere o, por lo menos, más de lo que quiere y menos de lo que no quiere, porque toma una actitud de compromiso consigo mismo, de aceptación de su responsabilidad en el manejo de la vida y, en consecuencia, de más acción y menos pasividad y aceptación fatalista.
Otra cuestión importante: si usted pretende cambiar empiece YA. Nada hay más importante que el presente, que en realidad es lo único que tenemos. Así que no se lamente por el pasado, ni intente cambiarlo. El pasado fue. Si le condiciona, es porque esta dando excesiva importancia a algo que le ocurrió y que le está paralizando para vivir el presente. Revíselo, analícelo. Piense de manera objetiva y cambie esas ideas acerca de su pasado. De esa manera dejarán de condicionarle el presente.
Por último, lleva práctica y trabajo cambiar el modo de pensar, de sentir y actuar. Pero el secreto es fácil: practicar, practicar y practicar.