La vida está llena de problemas, es cierto. Para empezar, la vida no es justa y es difícil, presentándose a lo largo de ella todo tipo de frustraciones, problemas e inconvenientes.
Es verdad que hay problemas importantes que hay que solucionar. Pero hay otros muchos, la gran mayoría en nuestro día a día, que con nuestra actitud tremendista y dramatizadora agrandamos más.
Muchos problemas los llegamos a crear nosotros mismos y, a veces, la no aceptación de un problema real llega a convertir ese problema en una gran frustración que, en el extremo, puede llevar a sumirnos en una depresión.
La aceptación de las contradicciones de la vida y de las frustraciones de la misma, con sus éxitos y fracasos, su dolor y placer, las pérdidas de personas a las que queremos y la llegada al mundo de otras, debería enseñarnos a ser más pacientes y a plantearnos nuestro día a día de otra manera.
Si sabemos que la vida no es justa y que tiene momentos realmente difíciles, deberíamos intentar vivir el día a día con mucha más serenidad y desdramatizando casi todo.
No se trata de convertirse en una persona que ni siente ni padece y a la que le da todo igual, sino más bien lo contrario. Es decir, como sé realmente lo que es pasarlo mal y sufrir, perder a quien queremos y otro tipo de injusticias que nos depara la vida, precisamente por eso, voy a intentar vivir mi día a día con serenidad, enfrentándome a los problemas cotidianos con una actitud paciente y sensata, intentando resolverlos y dando a cada cosa la importancia que realmente tiene.
Piense a lo largo de un día por qué se ha angustiado y preocupado ¿Realmente es necesario que tome esa actitud? ¿Y si tomara una actitud mucho más realista y tranquila, sin anticipar catástrofes que luego no ocurren o desdramatizando lo que ha ocurrido?
Inmediatamente que usted maneja así su pensamiento, la serenidad y tranquilidad le inunda, con lo que es además más probable que enfrente lo que le toca con mayor calma y probablemente más acierto.
Aceptar los problemas como una parte inevitable de la vida, supone perderles miedo y tener una actitud mucho más resolutiva, serena y de mayor bienestar personal.
