Es frecuente que si viajamos a otros países y vemos diferentes culturas, aceptemos con naturalidad costumbres o maneras que poco o nada tienen que ver con nuestra forma de conducirnos o de hacer diariamente, y tomemos esas realidades distintas como algo natural, fácil de entender y aceptar.
Pero ¡ay!, qué diferente es cuando tenemos que aceptar esa realidad distinta de nuestro vecino, compañero de trabajo o familiar …ahí nos revolvemos y enfadamos con frecuencia, pensando en que es inadmisible que actúe de tal o cual manera o que piense así...
Nos cuenta muchísimo aceptar que su realidad y manera de enfrentarse a la misma es diferente a la nuestra y, generalmente, incidimos en las críticas y reproches o en los juicios de valor, gastando una gran cantidad de energía emocional y pensando negativamente, lo que lleva muchas veces a situaciones interpersonales conflictivas.
Sin embargo, de la misma manera que aceptamos que personas de diferentes culturas hagan las cosas diferente a nosotros, debemos aprender que hay que aplicar la misma lógica a las personas que nos rodean.
No se trata solamente de tolerar las diferencias, sino de ser capaces de entender que el otro tiene sus razones para actuar de tal o cual manera, aunque a nosotros esa razones nos parezcan absurdas y no las compartamos.
Es más; es su derecho y puede equivocarse o acertar, pero en ningún caso lo que nosotros debemos hacer es perder energía, sentirnos mal, enfadarnos o provocar situaciones violentas.
La aceptación de la diferentes realidades provoca inmediatamente en uno mismo una sensación de serenidad, porque, por una parte, hace que las expectativas con respecto a los demás se vuelvan más realistas y, por lo tanto, no estamos tan pendientes de lo que dirá o hará el otro.
Por otro lado, me libera de mucha tensión, porque si internamente estoy convencido de que cada ser humano hace lo mejor que puede, aunque a veces parezca increíble, inmediatamente dejo de preocuparme por la actuación del otro, centrándome más en mí mismo y, por lo tanto, preocupándome más de mí.
www.diazbada.com