La próxima semana tenemos unos días de fiesta y les propongo que los dediquen a conectar, internamente, consigo mismo.
Dedicamos mucho tiempo a las cosas externas, al trabajo, a nuestros quehaceres diarios, a atender a las personas a las que queremos, a llevar a los niños al colegio, a estar con ellos, la casa… pero nos dedicamos poco tiempo a nosotros mismos.
Esperamos a que todo lo demás esté resuelto para ocuparnos de nosotros mismos y claro ¡no hay tiempo o estamos tan cansados que lo dejamos para mejor ocasión!
No se necesitan semanas, ni grandes cosas, para trabajar interiormente. Dedicar tiempo a uno mismo es de vital importancia, porque en esos momentos nos tomamos la temperatura emocional y nos preguntamos cómo estamos, qué nos preocupa, qué importancia tiene eso que nos ha sucedido y nos está torturando mentalmente, cómo podemos enfrentar ese problema imprevisto que nos ha surgido, etc.…
Si además podemos dedicar cada día un tiempo a reflexionar cómo va nuestra vida, leer, pasear o, simplemente, a dedicar un rato a meditar, conseguiremos hacernos más dueños de nuestra vida y sentirnos mejor.
No deje que pasen los días casi sin darse cuenta; dedique todos los días un rato para pararse mentalmente a pensar en usted, en su vida, en modificar aquello que quiere cambiar y en reafirmarse en sus valores y logros.
Esto es en realidad vivir intensamente; no hacen falta grandes planes ni aventuras exóticas o consumos desenfrenados.
Todo está en el interior de uno mismo.
Solamente hay que parar, escucharse y prestarse atención.
