ANALITYCS

domingo, 14 de abril de 2013

LA IMPORTANCIA DE LOS PENSAMIENTOS

Cuando nos sentimos mal, muchas veces pensamos en remedios externos, confiando en que tomando tal o cual pastilla o haciendo tal o cual actividad nos encontraremos mejor. Es verdad que, a veces, es cierto, pero, ¡qué pocas veces tomamos conciencia realmente de la fuerza que tienen nuestros pensamientos para sentirnos bien!
Si fuéramos capaces de creer que nuestra mente la manejamos nosotros y en la importancia que tienen nuestros pensamientos en nuestro bienestar y, por lo tanto, en todas las dinámicas mentales, seríamos más conscientes de que, para sentirnos bien y vivir con serenidad, lo realmente importante es pensar bien.
Algunas veces nos dejamos engañar por la creencia de que ya somos conscientes de lo que estamos pensando en cada momento, pero no es así. Los pensamientos son automáticos y van y vienen casi imperceptiblemente, con mucha rapidez, sobre todo cuando nos encontramos mal, porque la emoción nos inunda y no somos capaces de separarla del pensamiento y, en consecuencia, de pensar con claridad.
Es muy importante darse cuenta de qué estamos pensando en cada momento. Piense en cosas cotidianas. Por ejemplo, no somos conscientes de que respiramos y si ahora le digo, céntrese en su respiración, probablemente le obligue a parar y a concentrarse en ella; hasta el momento en que se lo he dicho, sin embargo, no era consciente de que estaba respirando.
El pensamiento funciona igual. Hasta que no somos conscientes de que estamos pensando, resulta fácil olvidarnos de qué está ahí y de qué estamos rumiando mentalmente; es como si se hiciera invisible.
Pero olvidarse de qué estamos pensando, genera muchas veces ira, ansiedad, infelicidad y estrés. ¿Por qué? Porque los pensamientos siempre provocan esas emociones desagradables y siempre volverán en forma de esas sensaciones de malestar que tanto nos hace sufrir. Por ejemplo: intente enfadarse y ponerte iracundo sin tener pensamientos de enfado, intente generarse ansiedad sin pensar en algo que la provoque…¡es imposible!
Siempre, para tener una emoción o sensación, antes hay que tener un pensamiento que provoca esa emoción.
Cuando somos infelices, son los pensamientos acerca de nuestra vida, de lo que nos sucede, de los acontecimientos del día a día, lo que nos provoca esa infelicidad. En ausencia de esos pensamientos, la infelicidad, el estrés o la ansiedad no existen.
Lo que hace que persistan las sensaciones negativas son los pensamientos.
Por eso, cuando se sienta mal, fíjese en lo que está pensando: será algo negativo, seguro.
Este descubrimiento será el primer paso para que, si cambia los pensamientos negativos, pueda sentirte bien.
Requiere práctica, es un entrenamiento cerebral, pero siempre se consigue y el resultado es volver a sentirse bien.
Atrape sus pensamientos negativos cuando se sienta mal, y sacúdaselos: el resultado es, siempre, siempre, bienestar.


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