
Siendo conscientes de que lo que pensamos determina lo que sentimos, un buen entrenamiento mental consiste en pensar en positivo. ¿Por qué? Porque pensando en positivo vivimos mejor. Pensemos ante un problema que se nos presenta en la vida cotidiana y debemos solucionarlo. ¿Qué tipo de pensamiento nos dará las mejores oportunidades para encontrar esa solución? ¿Un pensamiento negativo y agorero en el que nos enrocamos y nos lamentamos ante la situación problemática que nos toca enfrentar (y que inmediatamente nos produce desazón y ansiedad) o un pensamiento positivo que primero acepte esa situación y que luego, mentalmente, nos disponga a encontrar la mejor solución?
El pensamiento positivo siempre tiene que ser un pensamiento real que nos fije y centre en lo posible, mientras que el pensamiento pesimista o negativo nos resta oportunidades y nos fija en lo imposible.
El pensamiento positivo siempre nos da los mejores recursos y nos permite, además, practicar y desarrollar nuestra motivación y nuestra imaginación.
Pensemos en que todo lo que pensamos acaba convirtiéndose en creencias arraigadas que hacen que nuestro cerebro funcione de manera automática, casi inconscientemente. Si esto es así y estamos acostumbrados a pensar en negativo, nuestro comportamiento será también de signo negativo. Y entonces no es infrecuente oír “es que yo soy así, no puedo cambiar”.
Sin embargo, si entrenamos y nos acostumbramos a pensar en positivo, arraigaremos patrones de pensamiento o creencias arraigadas en nuestro cerebro de signo positivo que harán que nuestros comportamientos sean también predominantemente positivos. Es decir, en lugar de sabotearnos continuamente e ir minando nuestra salud mental, estaremos programados, por así decirlo, para que al pensar en positivo y tener ese hábito de pensamiento nuestros comportamientos sean también resolutivos, más eficaces y más ajustados.
Algunas personas no saben cómo han llegado a estar tan mal, cuando llevan años saboteándose mentalmente y creándose pautas de pensamientos negativos automáticos que son las que les causan ese malestar.
Conforme nos ponemos a entrenar nuestros pensamientos o nuestra mente con pensamientos positivos, cada vez nos encontraremos mejor. No basta con ser positivo una vez a la semana sino que hay que tomárselo como cuando practicamos deporte, es decir, se trata de ir disciplinando nuestra mente y ejercitándola día a día en esos pensamientos positivos.
Limpiar nuestra mente de pensamientos negativos es tarea dura, pero muy gratificante porque el resultado es prosperidad, bienestar, mejora en las relaciones interpersonales... en definitiva, sentirse bien.