Hay cosas que suceden en la vida que nunca entenderemos, por ejemplo, el atraco en el que muere una niña, catástrofes naturales que se llevan por delante cientos de vidas, el niño que nace con una enfermedad grave y que habrá de pasar su corta vida en el hospital sometido a todo tipo de tratamientos….Todos nos preguntamos en esos momentos, ¿por qué sucede esto?
En el plano de nuestra vida personal hacemos lo mismo “¿por qué me he quedado sin trabajo?, ¿por qué mi pareja me ha dejado? ¿por qué me ha sucedido tal revés? o ¿por qué me he comportado o he hecho esto que tan negativas consecuencias me ha acarreado? Ante esas desgracias que nos suceden, hay varios tipos de reacciones.
La reacción de preguntarse por qué me pasan a mí esas desgracias y no a otro, nos garantiza cien por cien todo tipo de infelicidad y frustración. Nos creemos entonces escogidos para sufrir, y empezamos a mantener en nuestra mente pensamientos de autocompasión que nos paralizan y que, además probablemente, hagan que nos fijemos en lo que cotidianamente nos ocurre de una manera negativa y lo maximicemos, cayendo en la aseveración general de “soy un desgraciado y en la vida tengo muy mala suerte”.
Otra reacción negativa es aceptarlo como una fatalidad que escapa a nuestro control y que no queda más remedio que aguantar, sin margen alguno de maniobra o reacción por parte nuestra.
La reacción mucho más positiva, porque nos permite aprender, es la de plantearse que esto que me sucede es una prueba que me pone la vida, de la que yo deberé sacar el mayor beneficio. ¿Cómo?
Viendo en qué tengo que cambiar, qué nueva actitud debo tomar ante mi día a día, reconociendo en qué me he equivocado y asumiendo esa responsabilidad. El resultado será siempre avanzar y sentirme mejor.
Resumiendo, todo lo que sucede nos ofrece una oportunidad de transformación, no es un castigo divino, ni una maldición que nos cae del cielo. No es para castigarnos y sentirnos culpables, sino para educarnos. Los desastres que nos ocurren pueden ayudarnos a trasformar nuestra mentalidad.
La experiencia negativa que tenemos que vivir, tomémosla como algo que debíamos vivir para aprender y de la que, una vez asumida como oportunidad de aprendizaje, saldremos fortalecidos. De esa manera la dominaremos y así aprenderemos esa lección de vida, que nos aportará más seguridad en nosotros mismos y serenidad.
www.diazbada.com