En mi opinión, aquello que nos proporciona bienestar pasa en primer lugar por hacer un proceso de reflexión interna todos los días, de tal manera que de ahí se derive el que podamos controlar nuestras conductas, modificando aquellas que queremos cambiar porque nos causan infelicidad.
Es importante que seamos capaces de gestionar y controlar nuestras emociones, porque eso nos da el equilibrio diario para sentirnos bien, en vez de estar permanentemente en un sube y baja emocional. Hay que evitar el miedo a tener miedo y enfrentarse cada día a lo que nos toca, asumiendo aquello que no haya más remedio que asumir porque no podemos cambiarlo, pero tomando una postura clara de cambio cuando sí podemos.
Hay que evitar sumirse en la queja permanente y en el pensamiento negativo que nos conduce a una espiral muy dañina y empaña nuestra percepción del mundo, que se convierte en un sitio gris y triste. Hay que erradicar sentimientos que nos dañan y malos augurios y, para no caer en la espiral del malestar, no debemos estar siempre autocompadeciéndonos. Debemos comunicarnos de manera precisa y clara, siendo asertivos y explicando claramente lo que sentimos y creemos, aunque eso suponga que nos rechazan o que no están de acuerdo con nosotros. En definitiva, debemos ir forjándonos a lo largo de la vida una personalidad fuerte, que no quiere decir que sea extremadamente dura, ya que ha de tener la suficiente flexibilidad y equilibrio para vivir cada día lo mejor posible en términos de bienestar interior y serenidad.
