Las personas sufrimos mucho cuando nuestra pareja nos deja y nos dice que ya no quiere continuar la relación con nosotros.
Inmediatamente pensamos que no podremos seguir viviendo sin él/ella; que todo se hará más difícil y que, además, si nos deja por otra persona, es porque realmente no merecemos la pena, no tenemos tal o cual cualidades o no somos lo suficientemente atractivos como para haber conseguido que permaneciera a nuestro lado.
Al dolor de la pérdida añadimos así, nosotros con nuestros pensamientos negativos y dramatizadores, sufrimientos de todo tipo en los que nos vamos machacando psicológicamente, diciéndonos lo poco que valemos y socavando nuestra estima personal.
Todo se vuelve gris; tenemos síntomas de ansiedad, y el sueño y el apetito se ven afectados en ocasiones tanto por exceso como por defecto.
Sin embargo, nadie se muere de amor y los que se han muerto forman parte de la literatura y de las películas, como tantos otros mitos irracionales, que tan poco favorecen las ideas racionales que deberíamos tener acerca de lo que supone una pérdida amorosa. Inevitablemente estamos más tristes y sentimos dolor; pero el dolor inevitable no tiene por qué convertirse en sufrimiento. Ahí es donde todo depende de nosotros.
El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Aceptar la pérdida supone saber que si esa persona realmente no me quería lo suficiente, no merece la pena echarle en falta, porque yo quiero a alguien al lado que de verdad me quiera y se comprometa.
Supone darse cuenta de que aunque él/ella esté con otra persona y me duela, mejor que no esté conmigo a medias y que eso no signifíca de ninguna manera que yo valga menos.
La persona que esté a mi lado tiene que estar convencida de que quiere estar conmigo, que me acepta, con mis fallos y mis fortalezas, y que en nuestra elección mutua formamos un equipo en el que nos apoyaremos, comunicaremos y cuidaremos, para que ese compromiso y amor se mantenga a lo largo del tiempo y dure.
No entre en pensamientos autodestructivos de compararse con tal o cual hombre/mujer o en pensar que es usted menos que la otra persona por la que le han dejado. Es inútil pensar así y si lo hace se va sumergiendo en un bucle de sufrimiento, tan falso como doloroso. No se deje.
Las personas nos enamoramos las veces que nos damos también la oportunidad de hacerlo.
Deshaga en su cabeza la idea de “o con él/ella o con nadie”.
Nada hay más falso.
El mundo esta lleno de personas estupendas y solamente es usted la que se tiene que dar la oportunidad de volver a enamorarse.
Para ello, cierre la historia, aunque duela, y piense que lo bueno está realmente por llegar. Le aseguro que así es.
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