Muchos de mis pacientes me dicen que quisieran ser de otra manera, cambiar en algunos aspectos, pero no lo consiguen. Es como si se supieran la teoría, lo que tienen que hacer, pero luego, a la hora de la práctica, se dejan llevar por pensamientos o conductas que van en contra de esa teoría que, en principio, quieren seguir a pies juntillas porque les va a hacer sentirse mejor.
Es importante poner en marcha recursos que muchas veces desconocemos que tenemos. El principal: saber que nosotros manejamos nuestra mente. Es decir, que nosotros mandamos. Somos los que llevamos las riendas de nuestros propios pensamientos y, por lo tanto, los únicos que vamos a ser capaces de cambiarlos. Depende mucho más de nosotros de lo que creemos y no vale excusarse echando la culpa a los demás, a la mala suerte o a otros argumentos peregrinos.
Si queremos cambiar alguno de nuestros comportamientos o de nuestra manera de pensar, debemos aplicar las siguientes pautas que, no siendo las únicas, sí le harán avanzar:
* Primero, especifique qué quiere cambiar. Huya de generalizaciones abstractas y sea muy, muy concreto. Fíjese un objetivo concreto y uno solo, no añada tres o cuatro porque recuerde que los cambios son pasito a pasito. Esos son los cambios firmes y que no tienen marcha atrás. Los que empieza paso a paso y con pasitos pequeños, pero que van quedando bien enraizados en nuestras conductas y en nuestro cerebro.
* No de vueltas en su cabeza a muchos pensamientos. Acostúmbrese a analizarlos uno a uno. Lo que le preocupa, escríbalo en una lista de preocupaciones, en una columna, y en otra al lado escriba las posibles soluciones a esa preocupación. Pero, acuérdese, especifique y empiece de uno a uno.
* No se autocompadezca. No hay nada peor que creerse una víctima de sí mismo y pensar en qué desgraciado es y qué mal le trata la vida. Esta actitud le paraliza y le impide avanzar. Lo mismo si culpa a los demás. Usted decide y, aunque es verdad que la vida es difícil y a veces nos trata mal, solo de usted depende plantarle cara y seguir adelante. Así que dele mentalmente una patada a la autocompasión y siga adelante. Se sorprenderá de lo fuerte y lo capaz que es usted mismo.
* Valore y refuerce lo que ha hecho bien. No lo minimice. Sus cambios, aunque sean pequeños son valiosísimos y debe reconocérselo y premiárselo.
* Por la misma razón, siéntase siempre humano, es decir, falible e imperfecto. Perdónese los errores y meteduras de pata, del tamaño que sean. Reflexione acerca de lo que ha hecho mal y siga adelante. No se condene porque la culpa es tremendamente negativa. Asumir la responsabilidad es otra cosa y, eso sí, hágalo.
Recuerde que sus días en este mundo son contados y que cada día es la vida la que le está esperando. Vívala.
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