Ahora que vamos a empezar un nuevo año y después de leer la anterior cita pienso en lo poco que nos damos cuenta de todo lo que tenemos y de las personas estupendas con las que compartimos o hemos compartido parte de nuestra vida. Ya sean familiares, en el trabajo, o simplemente donde compramos la fruta… esas personas que forman parte de nuestro día a día y que nos atienden con una sonrisa o que nos dicen buenos días cuando subimos al autobús, a los que realmente no conocemos más que “de vista”. Lo poco agradecidos que somos ante nuestra cotidianeidad y las personas que nos cruzamos en la misma
La gratitud que tenemos que expresar a compañeros de trabajo o a gente con la que compartimos experiencias por escucharnos y creer en nosotros, o los que nos disculpan por nuestros errores y no nos condenan… al final, tenemos que ser agradecidos en cuanto abrimos los ojos, a estar sanos, a poder hacer ese día la tarea que nos toca, ir a trabajar o preparar la comida, a la persona que nos sonríe al servirnos el café… gratitud que debemos también nosotros expresar llevando a cabo las mismas acciones.
Nada produce más desazón que la persona que siempre se está quejando, la antipática o gruñona, la que pasa a tu lado y te da un empujón y no te pide disculpas. La gratitud no deja de ser más que solidaridad, porque reconocemos, con nuestras acciones y pensamientos agradecidos, el esfuerzo del otro y la lucha diaria que todos tenemos que llevar acabo.
Todo el mundo sufre, pero también todo el mundo experimenta alegrías; ser conscientes cada día más de que el que tenemos enfrente es como nosotros, de carne y hueso, con las mismas dudas y sueños… ese pensamiento nos hace generar una corriente de empatía y de gratitud que me lleva a sentirme mejor, a ser más tolerante y a ver en los ojos de los demás a mí mismo.
Ser flexible y desdramatizar… no dejarse llevar por la exigencia de perfección; enfadarse, no es inevitable, realmente, piense qué importancia tendrá dentro de unos meses eso que tanto le agita interiormente ahora…ninguna… las cosas se suceden una tras otra de manera rápida y así van pasando los días…
Agradezcamos que acabamos un año en el que hemos vivido, con momentos buenos y otros, no tanto. Agradezcamos cada día al despertar que seguimos vivos y que, por lo tanto, todo es posible y demostrémoslo con esa actitud amable y serena en el trato con los demás.