En la cultura de la inmediatez en la que vivimos inmersos, palabras como esfuerzo, voluntad, disciplina o sacrificio están infravaloradas. Muchos niños no tienen límites y vemos cómo sus padres, ante la menor frustración, acuden raudos a consolarles o solucionarles aquello que no van a saber enfrentar. Los adultos, ante decepciones amorosas o laborales, u otros problemas, en ocasiones se hunden o abandonan sin preguntarse hasta qué punto depende de ellos y de su esfuerzo personal conseguir que la situación cambie.
No es infrecuente que personas que deben seguir determinados hábitos de alimentación digan que “no tienen fuerza de voluntad”, como si ésta fuera algo que o se tiene o no se tiene y no se puede hacer nada para ejercitarla.
La fuerza de voluntad en realidad es como un músculo: hay que fortalecerla con la práctica y la atrofiamos si no la usamos. También si se usa excesivamente, se fatiga.
Goleman dijo que la fuerza de voluntad es la capacidad que tenemos los humanos de aplazar gratificaciones de manera racional, considerando que es la fuerza de voluntad una de las características básicas de la inteligencia emocional.
Cambiar de rutinas no es fácil. El cerebro prefiere seguir con los viejos hábitos e incorporar nuevos es difícil. Pero invertir en fuerza de voluntad es invertir en la propia felicidad.
Para empezar a fortalecer la fuerza de voluntad empiece por ponerse objetivos claros y no mezcle. Además, tenga presente todos los días en su mente qué es lo que quiere conseguir.
Para eso viene muy bien apuntar en registros la conducta que quiere implantar o el objetivo al que aspira, anotando los avances. Haga un diario donde recoja lo que va consiguiendo día a día.
Tómese en serio llevar unos hábitos de vida saludable: dormir, ejercicio físico, sana alimentación.
Además, salga de la rutina y busque hacer aquello que se ha propuesto de otra manera.
La rutina tiene muy mala prensa, aunque, en realidad, nos ordena física y mentalmente.
Y, por último, perdónese sus errores.
Perdonarse aumenta la automotivación y ayuda a continuar.
Y prémiese por todo el esfuerzo y los éxitos conseguidos, cada vez que vea sus avances.