No es fácil dejar de rumiar pensamientos. Nuestro cerebro está siempre en funcionamiento, pensando, con frecuencia son pensamientos triviales, pero a veces parece que nos atascamos pensando o dando vueltas a lo mismo o a dos o tres cosas que nos rondan en la cabeza y no nos dejan en paz.
Parece muy difícil deshacerse de este tipo de pensamiento circular en el que, como si estuviéramos andando en un callejón sin salida, vamos y venimos y volvemos a ir, pero siempre dando vueltas a lo mismo. Es lo que hace que digamos que rumiamos pensamientos, porque estamos todo el tiempo pensando lo mismo, sin encontrar la puerta de salida, atrapados en un proceso mental que nos causa un gran desgaste emocional y mucha ansiedad en no pocas ocasiones.
Muchas veces, mis pacientes me dicen que son conscientes de estas “rumiaciones”, pero que no son capaces de dejar de pensar en ellas, o de manejarlas, para poder salir de ese círculo vicioso negativo.
Les propongo varias técnicas que no por sencillas, son menos efectivas
La primera es que escriba todos los pensamientos que le vienen a la cabeza sobre el tema que le preocupa, o todos los que está rumiando en el momento en que nota más desasosiego o malestar.
Una vez que ha escrito lo que le preocupa, verá que muchos pensamientos se repiten, con lo que es probable que se reduzcan en número.
Una vez que los tiene ya más especificados, escriba en otra hoja lo que puede hacer para resolver eso que le preocupa y que está dando vueltas, pero, ¡atención! escriba lo que realmente puede hacer USTED… no lo que sería deseable, ni caiga en ensoñaciones fantásticas… ponga los pies en el suelo y vea qué está en su mano para resolver o solucionar, aunque solo sea en parte, eso que tanto le está preocupando.
Una vez que ya ha abierto en su mente la puerta… atrévase a dar el paso y traspasar el umbral… es decir, pase a la acción.
Por último, repítase y repítase que ese pensamiento ya está archivado, el tema resuelto, la acción hecha… de esa manera evitará volver a pensar en él. Dé carpetazo al tema y… a otra cosa.
Refuerce en su mente la idea de que usted lleva las riendas, que es usted el dueño de su mente y que… ¡usted manda!
Valore lo que ha hecho y resuelto. La mejor motivación es la automotivación.