ANALITYCS

sábado, 12 de septiembre de 2015

DOLOR

Cuando sentimos un dolor físico, es señal de que algo en nuestro organismo no va bien. Es un aviso de nuestro cerebro que nos dice que tal órgano, o lo que hemos comido, o tal acción, ha provocado un aviso de emergencia, ante el cual tenemos que hacer algo o dejar de hacer…
Lo mismo pasa cuando el dolor es emocional. Sin embargo, éste nos cuesta mucho más controlarlo. Estamos acostumbrados a que, ante un dolor físico, acudimos al médico y obtenemos, en general, un remedio casi inmediato que nos alivia y nos hace sentir mejor.
Sin embargo, para el dolor emocional, pocas veces el remedio es inmediato. Y esto es así porque el aliviar ese dolor pasa y depende más de nuestra manera de pensar que de remedios externos. Y estamos poco entrenados mentalmente para hacerlo. No sabemos muchas veces cómo hacer para que lo que estamos sintiendo podamos, si no dejar de sentirlo, al menos, ir aliviándolo para llegar finalmente a sentirnos mejor.
Depende de nosotros mismos el que nos paremos a pensar qué es lo que nos causa ese dolor emocional, y que a través de nuestros pensamientos analicemos cómo conseguir que muchos de estos pensamientos se vayan convirtiendo en el bálsamo que aliviará la herida emocional que nos hace daño. Todo pasa por los pensamientos.
Si son acciones de los demás las que nos causan daño, deberemos pensar que no podemos permitir que los demás nos destruyan la autoestima y deberíamos pensar en qué decisiones tenemos que tomar para que estas persona dañinas salgan de nuestra vida.
Si son nuestra propias acciones las que nos causan daño, reflexionaremos entonces con serenidad, para llevar a cabo otras, apoyándonos y sintiéndonos seres humanos capaces de llevar y de conducir nuestra vida por donde queremos que vaya, es decir, por un camino de bienestar que depende exclusivamente de nosotros.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...