Normalmente, cualquier crítica que nos hacen nos sienta mal. Tomamos una postura a la defensiva, aunque guardemos las formas y rumiemos posteriormente lo que esa persona nos ha comentado sobre lo que hemos dicho o hecho, argumentándonos todo tipo de razones para sacudirnos el malestar.
La verdad es que nos sienta fatal que alguien nos corrija y tenemos muy poco interiorizado eso que tantas veces repetimos de “todo el mundo se equivoca”… Sabemos que todos, aquí y en la otra punta del mundo, podemos cometer errores. Es más, realmente es la manera de aprender.
Pero que nos los señalen o nos hagan críticas, lo llevamos mal.
Cuando reaccionamos ante la crítica violentamente nos hacemos mucho daño. Nuestros pensamientos negativos en esos momentos se dirigen a la persona que nos hace la crítica. Generalmente, en vez de responder, reaccionamos, a veces violentamente y, en ocasiones, también sintiéndonos incapaces de argumentar nada, como si nos quedásemos paralizados, para posteriormente reprocharnos nuestra falta de energía y nuestra capacidad de respuesta. Es decir, nos quedamos paralizados, aunque, por dentro, nuestra cabeza, en ese momento, o unos minutos después, “hierve con pensamientos cada vez más calientes”, atacando al contrario.
¿Cómo desactivamos a las críticas?
Una primera manera es encontrar en la crítica del otro la parte de razón que tiene. Por ejemplo, si en una reunión social una amiga me dice “hablas mucho y monopolizas la conversación”, puedo argumentar que sí, que es posible que así sea, sin por eso sentirme mal.
Otra manera es la de entender que quizá a ella le parezca que hablo mucho y argumentar las razones por las que estoy haciendo; es decir, dar mis razones por las que estoy muy parlanchina “es que me lo estoy pasando muy bien, es que realmente la conversación es muy atrayente“, etc. Practique y cuando le hagan críticas, encuentre primero lo que de verdad hay en ellas y si no hay nada, argumente y responda con razones.
Recuerde, no reaccione a la defensiva, porque eso origina un gran cansancio mental que le dejará agotado a la vez que merma su autoestima.
