Mentalmente, imaginarse situaciones en las que nos van mal las cosas o cometemos errores nos genera ansiedad. De esa manera, si imaginar cosas en negativo nos produce malestar, también imaginárnoslas en positivo nos proporcionará bienestar. Podemos utilizar nuestra imaginación para mejorar muchas veces nuestro rendimiento y la manera que tenemos de afrontar aquellas situaciones que nos dan miedo.
La imaginación que cada uno poseemos es una poderosa herramienta que tenemos muy a mano y que utilizamos poco. Sobre todo, la utilizamos mal. Anticipamos e imaginamos catástrofes diarias que pocas veces suceden y que, sin embargo, nos predisponen negativamente y con una carga considerable de ansiedad y nervios antes de entrar en acción.
Practicar con nuestra imaginación produce resultados extraordinarios. Por ello, visualizar antes de llevarlo a cabo aquello a lo que tenemos que enfrentarnos, sea una entrevista de trabajo, un examen o una competición deportiva, mejora sensiblemente el resultado de los mismos.
Parece ser que cuando visualizamos una acción, antes de llevarla a cabo, nuestro cerebro experimenta una serie de cambios electroquímicos en sus células, alterando el programa mental de la misma manera que si realmente lo estuviera llevando a cabo.
Practicar mentalmente, visualizando lo que tenemos que enfrentar, mejora la destreza que tenemos que llevar a cabo como si realmente la estuviéramos desempeñando. De esto se deriva que si en nuestra mente estamos imaginando siempre resultados erróneos es muy probable que éstos sucedan. Esto no es magia, ni que seamos gafes.
Algunas personas viven su vida pensando más en lo que temen y creen no sabrán enfrentar y preguntando siempre por qué les sucede así. Recuerde: nuestra mente es poderosa y es usted quien la maneja. Practique con su imaginación. Visualice lo que teme y comprobará que se diluye el miedo, y que enfrenta lo que le toca con más éxito y, sobre todo, con bienestar.
