Con frecuencia culpamos a los demás por lo que nos sucede o por cómo nos sentimos… en ocasiones, estamos enfadados con el mundo y le culpamos de todo lo que nos ocurre.
Son siempre los demás los que no nos tratan bien, los que nos tienen envidia o nos hacen daño… Esta actitud nos lleva a tener la atención de quien tenemos cerca, aunque en ocasiones acaban cansándose y alejándose de nosotros, porque ese victimismo continuo nos resulta gratificante únicamente a nosotros mismos.
Es, mentalmente, muy perjudicial, porque nos impide pasar a la acción y cambiar las cosas ¡Estamos demasiado ocupados en culpar a los demás de nuestros males!
Responsabilizarse de las propias acciones siempre es una mejor actitud emocional, porque me permite pasar a la acción, definiendo claramente los objetivos que quiero conseguir.
Puede ser realmente que alguien haya sido injusto con usted o que le haya ocasionado algún perjuicio… pero, deje de quejarse y cuánto en esa queja hay de victimismo, de autocompasión y… ¡comodidad!
Cuando culpa a los demás de lo que le pasa, les otorga el poder de controlar su vida y eso no debe hacerlo. Porque debe ser usted y sólo usted el que la controle.
Así que asuma la responsabilidad de sus acciones en lugar de culpar a los demás, a los astros o a fuerzas extrañas. Asumir la responsabilidad de nuestras acciones nos hace mejores personas, más centradas y serenas, y con menos estrés.
Con la queja hacia los demás o hacia las injusticias del mundo, pierdo oportunidades de hacer las cosas de manera diferente. Pierdo oportunidades porque simplemente no las veo, escondidas detrás de ese continuo lamento acerca de mis infortunios.
Ante acontecimientos negativos que le sucedan, asuma su responsabilidad en esos hechos y actué. Siéntase responsable de lo que sucede, alejando excusas y tomando la decisión de actuar según su criterio. Solamente así se sentirá mejor y dueño de su vida.