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Las personas a veces nos acomodamos a situaciones y costumbres como si éstas fueran a durar siempre. Esto hace que no sea infrecuente encontrarse con parejas que dejan que la relación se vaya apagando, por cierta apatía y falta de atención a la otra persona.
En ocasiones, una de la partes percibe esa apatía cuando ya es tarde y cuando el amor se ha apagado por completo. No es que hubiera desacuerdos o infidelidades, sino, simplemente, una falta de comunicación y de estar pendiente del otro y del amor, siendo éste el que debe recibir la máxima atención.
Porque recibiendo esta atención, se transmite bienestar a todo lo demás: es la coordinación y compromiso de la pareja para llevar el día a día. El compromiso en la atención a los hijos, si los hay, en hacer equipo y en saber que contamos con un proyecto común que hay que sacar adelante.
Sin embargo, es la falta de comunicación, ese acomodarse, el que va socavando poco a poco ese amor que al comienzo de la relación parecía invencible y que sobreviviría a cualquier envite de la vida.
Y es nuestra actitud y acomodo, lo que en realidad hace que ese amor se vaya extinguiendo. Es la falta de interés y el creer que va a ser para siempre y que si estamos relativamente bien, con eso es suficiente.
El amor hay que cuidarlo y trabajarlo, como si de un trabajo de orfebrería se tratase. Trabajarlo a base de mucha comunicación, de estar muy atentos al otro, de intentar hacer que la vida del otro sea feliz. Cultivar el afecto y la atención son esenciales para que ese amor se nutra.
Ponerse en el lugar del otro y ceder, también serán ingredientes fundamentales para que la complicidad arraigue. Y pensar que lo que un día me llevó a unirme a esa persona es un tesoro que permanece en lo más profundo del corazón, algo que merece la pena cuidar. Comprometerse supone precisamente eso.
Cuidar al otro, no como una carga, sino como el trabajo más importante y agradable de esta vida. Porque al ser un trabajo recíproco, la percepción que se tiene del amor es una de las mejores cosas que nos ayudan a vivir.
