Lo que distingue a las personas que se sienten bien de las que no, no son las cualidades exclusivas o los conocimientos especiales que tengan, sino un mayor grado de autocontrol y autoconocimiento.
Y una de las claves de este éxito personal es conseguir controlar la emoción y ser capaces de responder en vez de reaccionar.
Las personas que se tienen que enfrentar, sea en su trabajo o en su día a día, con situaciones difíciles, exigentes y desmotivadoras, consiguen hacerlo exitosamente si son capaces de controlar sus emociones y sus reacciones.
Cuando consiguen desarrollar una buena resistencia emocional, la vida es más fácil porque a pesar de tener que afrontar situaciones adversas, la tolerancia a la frustración que tienen estas personas es mayor, con lo que ante un problema o, incluso, un fracaso, son capaces de rehacerse y de seguir con persistencia y determinación, hasta conseguir sus objetivos.
Esta actitud es realmente poderosa y es la que hace que, aunque sean rechazados o fracasen en sus empresas, nunca dejen de seguir adelante y de volver a probar de nuevo.
Lo que les empuja a esta actitud es la motivación interior de que cada fracaso y cada frustración supone un aprendizaje valiosísimo, que va generando en ellos un poso denso de confianza en sí mismos. Su autoestima se ve fortalecida porque íntimamente siguen con la convicción de que fracasar es necesario para tener éxito y de que no siempre se gana.
No dejarse abrumar es fundamental para volver de nuevo a la carga y seguir adelante.
Al final, será esta actitud, la actitud de seguir intentándolo, lo que hará que por dentro se sienta más fuerte; controle bien la adversidad, con tolerancia adecuada a la frustración y nunca deje de intentarlo. Pensándolo bien, realmente en esto consiste vivir.
