No tratar de cambiar a los demás, es algo que deberíamos tener muy presente y que nos evitaría muchos sinsabores.
Perdemos mucho tiempo criticando las acciones de otros y preguntándonos cómo es posible que se comporten o hagan esto o aquello, y sintiéndonos mal por sus acciones o palabras.
Aceptar que cada uno tiene derecho a ser como quiere y hacer lo que considera que está bien, y ser capaces también de creer que nosotros, por la misma regla, tenemos derecho a prescindir de ellos/as en nuestra vida y de no compartir nada, si consideramos que son personas que nos aportan poco, o nos hacen daño, debería librarnos de muchos pesares.
Realmente, la aceptación de uno mismo es el camino que debemos emprender desde que somos conscientes de que lo que yo piense determinará cómo me siento y que de ahí se derivarán acciones que marcarán mi vida.
Comprometerse con uno mismo, para mejorar como persona y aceptarse con fallos y aciertos, nos lleva a emprender el camino de superación personal que mayor bienestar nos va a proporcionar.
Olvídese de comparaciones, complejos. Es usted tan imperfecto como los demás. Ni más ni menos. No se fije en los que, aparentemente, tienen un vida fácil y perfecta. Con mucha más frecuencia de lo que cree, mienten. O aparentan algo que no son.
Viviendo y, a pesar de todo, emprendiendo el camino de la auto-aceptación, es como va a alcanzar niveles de serenidad y paz interior que le pondrán a resguardo de los vientos desfavorables de la vida, o cuando vea que su mundo se tambalea.
Además, cuando usted mejora, mejoran los que están a su alrededor, porque es una energía que se extiende. Todos podemos mejorar nuestro bienestar interior aportando a nuestra vida un optimismo y motivación que nos haga sentirnos mejor.
Piense en usted, en su crecimiento en dirección adecuada, y sienta que el amor, la compasión y la serenidad, son ya suyos y se los trasmite a los demás.
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