“La vida exige a todo individuo una contribución, y depende de cada uno descubrir en qué consiste” (Víctor Frankl)
¿Qué nos impulsa a las personas a seguir adelante a pesar del malestar, las tristezas o los sueños no alcanzados? ¿Qué hace que, a pesar de la decepción, desconfianza, sin embargo sigamos levantándonos todos los días y encarando el día de la mejor manera, disfrutando de las cosas buenas?
Realmente lo único que limita nuestros logros es la creencia de que no lo conseguiremos. Somos nosotros mismos los que nos limitamos. No es ninguna novedad decir que los que dicen que pueden… acaban pudiendo, y los que no… ni siquiera lo intentan, porque antes de empezar ya abandonan.
Contribuir a nuestra vida, y a la vida en general, depende de uno mismo mucho más que las circunstancias que nos tocan.
No se trata solamente de tener una actitud solidaria con el otro y ayudar en lo que se pueda. Sobre todo, se trata de tratarse bien a uno mismo. Respetándose, dándose la posibilidad de decir y hacer lo que realmente uno crea conveniente en cada momento. Deshaciéndose de ataduras y de ideas irracionales que limitan y coartan nuestro bienestar.
El qué dirán, el qué pensaran de mí, el que no debo decir esto por si al otro no le gusta o me rechaza… Vivimos en una sociedad muy irracional y solamente depende de mí mismo el vivir mejor y hacer que mi vida se dirija hacia realmente lo que yo quiero.
Contribuir significa hacer que en mi vida todo tenga un orden y una serenidad que sabré trasmitir a los demás, pero, sobre todo, de la que yo disfrutaré.
Piense en qué cosas podría hacer y cambiar para sentirse mejor. No vaya a lo general y concrete. No sea derrotista y empiece a dar los pasos. Todo cambia si uno quiere que cambie. Fíjese en lo que puede hacer. Siempre es más de lo que usted cree.
