Domingo por la tarde. Llueve, y con cada chaparrón el otoño nos dice que ya está ahí. El tiempo es melancólico, como a veces nuestro estado de ánimo.
Pero les propongo que no se dejen llevar por esa melancolía y que se dispongan (a pesar de la pandemia y de la situación tan especial que todos estamos viviendo), a empezar esta nueva semana de octubre con una actitud positiva.
Con ese positivismo que nos permite tener los pies en el suelo, y por lo tanto, ser realistas, pero al mismo tiempo disfrutar de lo que tenemos.
Para eso:
* Sea agradecido: a Dios, a la vida… en lo que crea, estará bien.
Pero agradezca que tiene un día más para vivir, a otros les ha sido negado, y aprovéchelo haciendo lo que tiene que hacer con buen ánimo. Con la fuerza que solamente su buena actitud le da y le hace poderoso.
* Olvide las afrentas y desilusiones. Deje de darles vueltas. Le fallaron y decepcionaron… ¡Bienvenido al club! Así es la vida, desilusiones y decepciones, pero también buenas personas, amabilidad, buenas obras y situaciones que solamente, si se quita la venda del pesimismo, será capaz de ver y sentir.
* Haga de su trabajo algo placentero. Aunque no le guste, intente realizarlo bien, ser coherente y consciente de lo que hace. Sea amable con sus compañeros y compasivo.
* Recuerde que cada persona lleva su carga personal, sus sinsabores y desdichas, y por lo tanto, sea empático.
* Acepte al otro como es. No intente cambiarlo y tampoco intente cambiar aquello que es imposible cambiar. Esto no supone resignarse, sino ser más inteligente y seguir avanzando a pesar del sinsabor o decepción. Aceptar es algo más profundo que supone serenarse y seguir avanzando, buscando nuevas personas, nuevos caminos.
* Recuerde, finalmente, que si usted decide estar bien, nadie en el mundo será capaz de quitarle esa decisión y ese bienestar. De usted depende.