ANALITYCS

domingo, 18 de marzo de 2018

LA VIDA PASA

John Lavery, El puente de Grez, 1910
Estamos ya en las puertas de la primavera. El invierno ha sido duro y, sin embargo, como ya prácticamente ha pasado, nos acordamos menos de él y disfrutamos de los primeros rayos de sol y de la mejor temperatura.

Vendrá el verano y los días calurosos, y así se ira repitiendo todo, mientras nuestra vida va transcurriendo. Con sus sinsabores y disgustos, con sus momentos de plenitud y bienestar.

La vida pasa… nos vamos haciendo mayores y vemos a los jóvenes con melancolía, pensando que hace poco éramos como ellos, con sus mismas vivencias, sus dudas, con sus ilusiones. Ahora, muchas de las nuestras están rotas, perdidas, la ingenuidad se convierte en certeza a veces amarga… pero todo esto no debería hacernos perder el placer de vivir. Precisamente porque nuestra vida va pasando y somos conscientes de ello, deberíamos poder disfrutarla más.

Cada día que pasa deberíamos ser muy conscientes de la finitud de nuestra vida. No se trata de ser agoreros o de estar pensando en la muerte. Pero sí en saber que ésta puede ocurrir y que eso debería hacernos reaccionar para ser capaces de vivir cada día de nuestra vida con más plenitud y bienestar. Con ese bienestar que uno se proporciona desde dentro, el bienestar que se basa en pensar adecuadamente y ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas.

Ese bienestar que hace que nuestros hábitos se vayan flexibilizando, porque vamos sabiendo a fuerza de días y de experiencia, que no valen de nada las rigideces, que solamente nos provocan dificultades y que cuantas menos manías tengamos, según nos vamos haciendo mayores, mejor. Porque supone adaptarnos mejor a todos los imprevistos. Como los juncos que se doblan con el viento, pero no se parten.

Al final, el paso de los años revierte en un aprendizaje valioso, porque nos permite conocernos más a nosotros mismos, ser más compasivos con el otro y preocuparnos realmente por aquello que lo merece, y no por todas aquellos inconvenientes que nos hicieron sufrir antes, sin darnos cuenta muchas veces de que éramos capaces de superarlos, simplemente, cambiando la actitud y minimizando sus consecuencias.

La vida pasa y nos debe hacer más sabios. Debemos aprender de las lecciones que nos ha ido dando. Es necesario estar atentos y no perder nunca la curiosidad y los deseos de seguir siempre hacia adelante y de sentirse bien.



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