![]() |
Fuente de la imagen: Pixabay |
Antes de actuar conviene tener una visión más amplia para no dejarse llevar por el primer impulso y actuar a la ligera.
En ocasiones, si no actuamos con prudencia, iniciamos tareas con mucho entusiasmo para que luego vayamos perdiéndolo cuando aparecen consecuencias imprevistas o inesperadas.
Entonces nos lamentamos diciéndonos que deberíamos haber hecho esto o lo otro.
Debemos analizar bien aquello que queramos emprender viendo las consecuencias que se derivan de hacer tal o cual acción y una vez que hayamos analizado bien esas consecuencias, si seguimos con la firme resolución de llevarlo a cabo, entonces deberemos pasar a la acción poniendo en ello toda la fuerza y corazón del que somos capaces de poner.
Cuando vemos las cosas con cierta perspectiva, establecemos una diferencia entre nosotros mismos y lo que queremos conseguir.
Pensar detenidamente en las cosas y comprometernos con alcanzarlas una vez vistas las consecuencias, nos hace conservar el entusiasmo realista y la fuerza para hacerlo.
Actuando prudentemente, nos sentiremos más seguros y confiados con nosotros mismos.