ANALITYCS

martes, 31 de julio de 2018

RESISTIRSE A LA NECESIDAD DE CRITICAR


Es normal que acudamos a reuniones con amigos y se hagan críticas.

Bien contra otras personas o contra situaciones en las que se ven envueltas otras personas que a veces ni siquiera conocemos. 

Criticar es muy habitual en nuestras relaciones sociales.

Parece que si no hablamos del prójimo y comentamos tal o cual cotilleo, las reuniones sociales se vuelven aburridas.

Sin embargo, cuando nos paramos a pensar realmente qué conseguimos con las críticas vemos que, realmente, no se consigue nada.

Muchas veces son comentarios banales que no dicen nada o a veces dardos envenenados con exageraciones, o suposiciones que afean la conducta del otro.

Una actitud crítica no solamente no sirve para nada, sino que hace que seamos más desconfiados y sigamos atrapados en prejuicios.

La actitud crítica no es más que un mal hábito. Estamos acostumbrados a hacerlo sin pararnos a pensar que no sirve absolutamente para nada.

No añade nada positivo y sí nos resta bienestar. Nos predispone negativamente ante el mundo que nos toca vivir y nos llena de desconfianza hacia la persona a la que se ha sometido a esa crítica, aunque a veces no la conozcamos.

Le propongo que se imponga como tarea el no criticar.

Para eso, cuando critique, mire con cuánta frecuencia lo hace y sustitúyalo por hacer comentarios positivos de la persona o situación a la que se critica.

Cambie de esa manera la crítica por la tolerancia y el respeto al prójimo.

Se sentirá mejor.


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