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En el proceso de crecimiento que tenemos que hacer todos los seres humanos, debemos en nuestro día a día comprometernos con nuestra vida, con lo que hacemos y con las personas con las que nos cruzamos.
Eso requiere el vivir de una manera más consciente, más responsable y más activamente.
Las personas que están atrapadas en la queja continua, además de sentirse mal. no avanzan. Su vida nunca es suficiente: no tienen suerte, los demás consiguen todo… y así en una espiral continua que les sume en el malestar permanente.
No se dan cuenta de que si dejaran de quejarse empezarían a pensar de manera más positiva y optimista y se encontrarían mejor, con lo que probablemente las cosas también les irían mejor.
La gente que esta continuamente quejándose se sabotea a sí misma. Continuamente se quita fuerzas y capacidad de disfrute de su día a día, no tanto porque éste sea especialmente difícil, sino porque su mala actitud le hace ver todo negro y, consecuentemente, se cumplan las expectativas negativas que siempre anticipa.
Si piensa que el día va a ser horrible nada más abrir los ojos por la mañana, previsiblemente así será, porque su actitud negativa hará que se fije en todos los inconvenientes, que percibirá como terribles problemas, y se verá incapaz de resolverlos, confirmándose de esa manera que es el hombre o mujer que peor suerte tiene en el mundo y que los demás son más felices que usted.
La persona que se queja hacia fuera, o dialogando consigo mismo, caerá inevitablemente en la depresión y en la apatía.
Todo cambiará el día que decida dejar de hacerlo y entrene a su mente a enfocarse en lo bueno de cada momento.
De esa manera, resolverá mejor los problemas que se le presenten porque se verá confiado en sí mismo y capaz de afrontarlos y además comprobará que los problemas no son para tanto ya que antes los dramatizaba en exceso.
Comience ya. Verá que enseguida vendrá la motivación para seguir por ese caminó y empezar a encontrarse mejor.