![]() |
|
Con frecuencia desmenuzando pensamientos en nuestra cabeza con malos presagios.
Nos adelantamos a un futuro que no sabemos cómo será para pensar que mejor hacerlo así, porque de este modo las malas cosas que nos sucederán no nos pillarán desprevenidos.
Así parece que las anticipaciones mentales negativas nos van a librar de sustos futuros, cuando en realidad lo que nos provocan es una gran ansiedad en el presente y no nos libran de nada, puesto que el futuro nadie puede anticiparlo, ni saber qué va pasar.
Deberíamos distinguir entre reflexionar con calma acerca de los pros y contras de tal o cual decisión o de lo que podemos hacer en un futuro, de esa anticipación que nos conduce a la ansiedad.
Esa reflexión debe ser meditaba y equilibrada, no una sarta de anticipaciones que en forma de pensamientos muy negativos se empiezan a enredar en nuestra mente y en nuestro cuerpo generándonos ansiedad.
No hay peor mal que aquel que no existe y nos hace sufrir, porque se convierte en un miedo intenso y acaba siendo un monstruo que nos atenaza.
Ser una persona precavida que sopesa con serenidad los pros y contras de una situación es una cosa. Estar rumiando constantemente pensamientos anticipatorios negativos es otra.
Esto último no conduce más que a padecer grandes dosis de ansiedad.