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domingo, 23 de junio de 2019

VIVIR EN PAREJA

Imagen de Pezibear en Pixabay
Si pudiéramos decir cuáles son los ingredientes necesarios para llevar una buena vida en pareja podríamos decir que son tres: hacer equipo, comunicación y aceptación.

Y esto, ¿cómo se lleva a la práctica, al día a día?

Primero, hay que tener presente que la persona con la que he decidido compartir mi vida debe ser prioritaria también en ese día a día. No es infrecuente actualmente ver a parejas que prácticamente entre semana no están juntas más que por la noche después de una jornada laboral en que se llega a casa cansado y sin ganas de nada más que de cenar y acostarse, con lo que se descuida el interés y la comunicación con el otro/a.

O también es frecuente ver a personas que, aún habiendo decidido compartir su vida con alguien, siguen con sus prioridades de cuando estaban solos/as y su pareja queda relegada a un último lugar.

Estas dos situaciones van creando poco a poco muchas lagunas afectivas y de comunicación, de tal manera que a veces nos encontramos con parejas que realmente podrían ser simplemente compañeros de piso que comparten gastos, porque tienen vidas tan independientes o faltas de comunicación entre ellos que han ido perdiendo aquello por lo que decidieron emparejarse, que era pasar el máximo tiempo juntos.

Es fundamental prestar a la pareja la atención suficiente, lo que significa también escucharla, estar pendiente de sus necesidades emocionales y apoyarla.

Reconocer los fallos de la persona con la que convivimos no debe convertirse en motivo de sarcasmo o reproche, ni en pareja y mucho menos delante de amigos o familiares, sino que debería servirnos para ser conscientes de que nosotros tenemos exactamente los mismos u otros fallos que a nuestra pareja pueden molestar también, pero tenemos muchas virtudes, aciertos o comportamientos que nos gustan de aquella persona con la que hemos decidido compartir nuestros días.


Hacer equipo significa estar al lado de esa persona incondicionalmente, facilitándole la vida, escuchándole y aceptándole tal y como es.

En un buen equipo siempre se cede, con lo que ceder será algo indispensable para que el equipo funcione.

Si en una pareja entra la rivalidad y la lucha por el poder, tendremos que empezar a plantearnos por qué nos hemos emparejado, porque no ceder, querer tener siempre la razón y por lo tanto tener yo el poder, conducirá a que la pareja fracase.

Todo lo que uno haga para que la otra persona sea feliz provoca una corriente de reciprocidad; mis pensamientos tienen que ir encaminados en esta dirección: hacer feliz a la persona con la que convivo no me convierte en esclavo de la misma sino que provoca una corriente de bienestar, comunicación y complicidad.

www.diazbada.com

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