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Imagen: Pixabay |
Todo el mundo se cree cargado de razones. Y sus razones les parecen convincentes y absolutamente ciertas. Llegar a admitir las razones del otro cuesta mucho.
Generalmente, las personas se pierden en hacer juicios de valor para reafirmarse así en su postura. Sin embargo, una de las actitudes que mejores resultados da es la de ceder. En pareja, las inflexibilidades mentales no suelen dar muy buen resultado.
Aprender a ceder significa entender al otro y demostrar así el amor que se le profesa. Ceder no significa que el otro le convenza, significa que es capaz de flexibilizar su postura, y para conseguir un buen clima de armonía y un mejor encaje de la pareja, transigir y hacer lo que el otro quiere.
Las cesiones no suelen ser cuestión de vida o muerte, suelen ser cosas o situaciones cotidianas que no son tan vitales como para exigir a nadie mantenerse en posturas de cerrazón y rigidez, que conducen generalmente a enfados y distanciamientos progresivos del otro.
Por eso, ceder significa entender, flexibilizar y conseguir un mejor clima. De armonía y encaje, porque las cesiones suelen ser reciprocas: hoy yo, mañana tú.
Y significa entender que el que cede lo hace siempre por amor, por cariño y comprensión hacia el otro. Sea en la pareja, en la amistad, en la familia o en el trabajo.
Y que estas cesiones dignifican al que las hace y benefician al otro y siempre, siempre, nutren las relaciones.