![]() |
Hay personas a las que les cuesta mucho expresar lo que sienten. Viven atrapadas en su interior en tormentas de emociones y sentimientos que no son capaces de manifestar, ni física ni verbalmente. A veces, por miedo al rechazo o por vergüenza, al sentirse expuestos ante el otro y con miedos absurdos, como hacer el ridículo o que se rían de él.
Expresar las emociones supone siempre un desahogo y ayuda a conectar con el otro. Parece que lo que no se nombra, no existe y así algunas personas parecen frías y distantes. Sin embargo, internamente sufren mucho y experimentan ansiedad ante la incapacidad de decir lo que sienten.
A poco que intenten expresar lo que están pensando, lo que sienten sobre tal o cual situación, sienten una liberación y un bienestar que de otra manera es difícil de conseguir.
Hay que atreverse a expresar lo que cada uno siente, sabiendo que el otro podrá estar o no de acuerdo o parecerle bien o no lo que decimos, pero que hacerlo supone un ejercicio de desahogo y de humanidad que todos deberíamos creer que tenemos derecho a hacer y, por lo tanto, atrevernos a dar el paso y hacerlo.
No hay que confundir la timidez con el hecho de no expresar lo que sentimos. La persona tímida es contenida en sus manifestaciones emocionales, pero es capaz de expresarlas.
La persona que teme expresarlas por miedo al rechazo o por vergüenza, es la que sufre porque no se ve con derecho a hacerlo, porque teme el ridículo cuando realmente expresar lo que sentimos nos hace más humanos y nos conecta con el otro siempre.