En estos meses en que nuestra vida cotidiana ha cambiado tanto, hemos oído de todo acerca de las relaciones de pareja. Que si, una vez pasado el confinamiento, iban a aumentar los divorcios, que si debíamos llevar a cabo tal o cuales pautas… todo eran consejos, a veces muy poco realistas, acerca de cómo mantener a salvo la relación con la persona con la que compartimos la vida.
No hay que olvidar, sin embargo, que en realidad es todo mucho más sencillo, y que la receta de verdad para mantener la pareja, tanto en situaciones excepcionales como en la normalidad de todos los días, es fácil.
Primero, debemos recordar que debemos hacer fácil la vida al otro. Porque le queremos y porque la compartimos. Esto quiere decir que hay que estar atentos al otro, evitando servilismos, pero sí prestando la atención necesaria. Compartir significa eso, saber del otro y estar ahí, escuchando y compartiendo.
Segundo, ser pacientes, ya que en confinamiento, esta es la virtud que más se ve afectada. Mirar al otro como la persona que escogimos para compartir la vida y minimizar los errores que ésta pueda cometer, intentando desdramatizar y no tomando nada a la tremenda.
Tercero, debemos demostrar cariño y afecto, apoyo incondicional al otro, pero demostrando físicamente ese apoyo. De nada sirve que apoyemos al otro, si él/ella no lo ve ni siente, en nuestros gestos, en el lenguaje corporal que tan importante es y en nuestras palabras.
Por ultimo, hay que saber escuchar. Antes de enfadarse o de saltar ante algo que nos ha molestado, debemos ser capaces de decirlo de manera asertiva, sin gritar, no con reproches, y escuchando lo que el otro nos tenga que decir.
Porque el verdadero amor resiste todas las tormentas, por fuertes que éstas sean.
Y este confinamiento va pasando, y la pareja debe salir más fortalecida y más firme en la idea de que la elección de la persona con quien un día decidimos compartir la vida, fue una decisión correcta.