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domingo, 24 de septiembre de 2023

ALGUNOS CONSEJOS PARA CONTROLAR LA ANSIEDAD


Imagen: LTPV 

Todos tenemos momentos a lo largo de nuestra vida en los que experimentamos ansiedad. La ansiedad es una emoción normal y sana, que todos sentimos, y en general nos hace rendir mejor o enfrentarnos a determinadas situaciones con más probabilidades de éxito. Nos prepara para la acción y para estar alerta. Esa es la ansiedad buena. 

La ansiedad mala es aquella que experimentamos cuando no necesitamos estar en alerta, rendir mejor o enfrentarnos a alguna situación. Esa es la que hace que físicamente notemos efectos como sudoración, dolores de cabeza, palpitaciones, temblores musculares y un sinfín más de síntomas que interpretamos asustándonos y provocando más tensión muscular, más síntomas y más miedo.

Para conseguir que dicha ansiedad vuelva al umbral en el que debe estar y se convierta de nuevo en una respuesta normal y satisfactoria, podemos guiarnos por estas pautas.

* No tenga miedo. No va a suceder nada terrible. Por mucho que los síntomas sean muy aparatosos, ni se va a volver loco, ni va a pasar nada.

* Aceptar que en ese momento tiene miedo es la mejor manera de enfrentarlo y hacer que empiece a ceder y se vaya reduciendo.

* Respire con calma, ayúdese de la respiración diafragmática, la que llega al final de nuestros pulmones y hace incompatible fisiológicamente experimentar ansiedad. Haga respiraciones profundas y tranquilas, y verá cómo, poco a poco, los síntomas desaparecen.

* Distráigase: mire alrededor y fíjese en lo que ocurre fuera. No se auto-observe e intente estar distraído y ocupado físicamente. Lo peor que puede hacer es tumbarse y quedarse quieto; aumentará la autobservación y con ello los síntomas.

* Maneje bien sus pensamientos: Piense que no está en una situación real de peligro, que su mente la maneja usted y que es capaz de controlarla y pararla.

Proporciónese pensamientos tranquilizadores y positivos, y verá cómo su mente es capaz de ir frenando la respuesta de ansiedad, cómo desaparece el miedo y se va sintiendo mejor.

domingo, 17 de septiembre de 2023

PARA CONTROLAR LA ANSIEDAD


Imagen: LTPV

Cuando padecemos ansiedad, nuestro cuerpo y nuestra mente viven el día a día atrapados en un malestar continuo.

Notamos una sintomatología física que nos pone en duda continuamente, temiendo que suceda lo peor: nuestro corazón se acelera con taquicardias, temblamos o notamos un malestar generalizado, sensaciones de despersonalización, como si nuestro cuerpo fuera algo ajeno a nosotros mismos… y así una serie de muchos síntomas que nos hacen sufrir.

Como estamos asustados, pensando en que nos va a ocurrir algo terrible, no dejamos de auto-observarnos y de estar pendientes de nosotros, y cada pequeño cambio corporal es interpretado como algo alarmante que presagia algo todavía peor.

Nuestro sueño se altera, perdemos el apetito y nuestra vida se ensombrece.

Cada día es una lucha por enfrentar las horas y los minutos. Nuestros pensamientos se cierran en un círculo de reproches y de dudas hacia nosotros mismos, hacia nuestra capacidad de poder salir y coger las riendas.

Perdemos confianza en nosotros mismos, consideramos que somos débiles e incluso que vamos a caer en la locura.

Nada de esto sucede. El círculo de la ansiedad se puede romper y salir de él.

No es fácil, pero con tesón y práctica se consigue eliminar toda la sintomatología física y psicológica para volver a recuperar el bienestar.

Así, será importante seguir estas pautas:

* No tener miedo. Por muy mal que se sienta, no va a suceder nada malo. En el momento en que se calme y sea capaz de darse cuenta de que puede y que va a enfrentarse a la ansiedad, empezará a salir de ella.

* Deje de auto-observarse. Cuando más lo haga, peor se sentirá. La auto-observación aumenta los síntomas y refuerza los pensamientos de que algo terrible me está sucediendo.

* Hágase amigo de la ansiedad. Siéntela a su lado, y dígale que no le tiene miedo, que es desagradable y pesada, pero que no le va a hacer caso. Es en ese momento cuando notará que empiezan a disminuir la frecuencia e intensidad de los síntomas.

* Vuelva a valorarse y a considerarse una persona sana, equilibrada y capaz. Simplemente, está pasando un bache. Eso no le convierte en alguien incapaz. Así que deje de auto-compadecerse y quedarse atrapado en la observación de sus síntomas y póngase a combatir la ansiedad.

* Vuelva a sus rutinas diarias. No deje de hacer cosas por miedo o pensando en que se pondrá peor. La anticipación es lo peor para usted y lo mejor para seguir estando ansioso.

* Considere esta etapa, como una buena fase para aprender más de sí mismo y poder confiar más en usted. No se culpe.

* Cuanto menos miedo tenga a los síntomas, menos los notará y acabaran desapareciendo.

Ya sé que es difícil. Pero nadie por los síntomas de la ansiedad ha perdido el control o la cabeza. Acéptelos y déjelos estar ahí, pero sin que le impidan llevar a cabo sus rutinas y quehaceres diarios.

* Valore cada pequeño paso que dé. Recuerde que los grandes cambios empiezan siempre con pasos pequeños.


domingo, 10 de septiembre de 2023

HABLAR CON LOS HIJOS


Imagen: LTPV

Todos los padres tenemos la misma preocupación: que nuestros hijos crezcan sanos y se vayan convirtiendo en personas fuertes y que en el futuro sean felices. Invertimos tiempo y energías en aconsejarles, corregirles y enseñarles. Todo ello requiere un gran esfuerzo y dedicación y es... muy cansado. La crianza de los hijos, tanto físicamente, como psicológicamente, es una tarea dura, aunque la satisfacción de verlos crecer felices supera con creces cualquier esfuerzo.

Explicarles, en el ambiente familiar, las diferentes situaciones y personas con las que pueden enfrentarse en el día a día es fundamental para favorecer en ellos una correcta autoestima y para darles seguridad. Algunos padres olvidan que hablar con ellos significa estar al tanto, todos los días, de sus preocupaciones, de sus dudas y preguntas, y de cómo se sienten . No es solamente atenderles físicamente o preocuparnos por las tareas escolares. Tenemos que adelantarnos y explicarles cosas de un mundo que apenas están empezando a conocer.

Damos por sentado situaciones y conductas, sin caer a veces en la cuenta de que ellos han venido a este mundo a "cero" y que depende de nosotros el que vayan poniendo en marcha recursos con los que poder ir enfrentándose al día a día. Explique a sus hijos y hable con ellos. Escuche, con una escucha activa, sus sentimientos y emociones, y observe cómo se sienten, aunque le parezcan nimiedades. Para ellos son todas cosas muy importantes. Después, dígales lo que cree que deberían hacer para ir enseñándoles el camino.

Hablar con sus hijos, explicarles el mundo que se van encontrando cotidianamente, es una tarea que hay que hacer desde pequeños para poder seguir haciéndolo en la adolescencia y continuar en la vida adulta, siendo los padres modelos de referencia para enseñarles a vivir su propia vida.



domingo, 3 de septiembre de 2023

UN SUFRIMIENTO EVITABLE



Imagen: LTPV

Hay personas que viven dominadas por la vergüenza y el temor permanente de que los demás les juzguen duramente y que en cualquier momento descubrirán lo imperfectas, indeseables o defectuosas que son.

Estas personas viven atrapadas en sentimientos de culpa y vergüenza que les atenazan dolorosamente, sintiéndose inferiores a los demás y estableciendo comparaciones, en ocasiones absurdas, que siempre conducen a una infravaloración de sí mismas.

Estas personas mantienen actitudes tóxicas en sus pensamientos:

• Viven pendientes del control: deben controlarlo todo, sus relaciones, sentimientos, su trabajo; son hiperexigentes con ellas mismos y con los demás. Perfeccionistas, nada es nunca suficiente.

• Viven pendientes de una imagen externa: hay que comportarse, hay que parecer, lo que piensen los demás es lo más importante… No solamente hay que ser, centrándose en uno mismo, sino, sobre todo, parecer.

• Es frecuente que culpen a los demás de que las cosas no vayan como deberían ser de acuerdo a sus esquemas.

• Para ellas, cometer errores es una catástrofe que torpedea su autoestima, porque eso indica que eres vulnerable, por lo que cuando los cometen, irremediablemente, se mortifican o echan la culpa a los demás, poniéndose a la defensiva y generando actitudes muchas veces agresivas.

• No confían en las relaciones personales marcadas por la tranquilidad, y si el otro se muestra sereno, lo confunden con simplicidad.

• No siempre, pero, en ocasiones, la ambición suele marcar la vida de estas personas, una ambición insana relacionada con la idea anterior de que los demás vean lo que tengo, hago, poseo, etc. Una ambición desmedida que esta íntimamente ligada a la insatisfacción personal que presentan, cerrándose un círculo vicioso del que no son capaces de salir.

• Pueden dar la imagen de ser seguras y confiadas en sí mismos. Semejante contrasentido interno obedece a la necesidad de mantenerse a flote para poder seguir malviviendo.

Todas estas actitudes llevan a una perdida de la identidad personal, de la autoestima y, como consecuencia de ello, acarrean problemas emocionales diversos que hacen que la vida de estas personas sea  dolorosa, con una permanente sensación de vacío interior.



lunes, 28 de agosto de 2023

FUSIÓN AMOROSA


Imagen: Pixabay
Hay parejas que lo hacen todo juntos.

Se levantan a la misma hora y acuden a sus respectivos trabajos, se van a dormir a la misma hora y comparten los mismos amigos. Si tienen que hacer compras, salen los dos y comentan lo que les favorece a cada uno de ellos. Si se encuentran con conocidos, comentan también cómo les han visto.

Eligen conjuntamente dónde ir de vacaciones y, si tienen hijos, están de acuerdo también y discuten qué proyecto quieren llevar a cabo con ellos, cómo va la educación y el crecimiento de sus vástagos.

Lo comparten todo.

Son fieles el uno al otro, porque se gustan y porque se sienten bien el uno con el otro.

No necesitan a nadie más, y aunque son capaces de sentirse atraídos por otras personas, sin embargo, como si de un juramento interior con ellos mismos se tratara, ven a su compañero/a de vida como el elegido, como aquel o aquella que colma todas sus expectativas y con quien se sienten felices y seguros.

Este grado de intimidad y de fusión no es simplemente una cuestión de voluntad. Que también. Es producto de un progreso y gradual acercamiento por entender al otro, por ponerse en su piel. Por comentarle todos las dudas e inseguridades que van surgiendo en la vida.

Juntos refuerzan sus energías, sus capacidades intelectuales y vitales.

Hay un equilibrio perfecto en el que, si uno está cansado, sabe que cuenta con el apoyo del otro y viceversa. Sabe que no tendrá en el otro a un juez severo que le recrimine y condene, sino alguien que le entenderá y apoyará, aunque le corrija y le haga ver que se ha equivocado.

Es contar incondicionalmente con el otro. Se complementan y las carencias de uno se suplen con las virtudes del otro.

Y los dos, para que este perfecto engranaje funcione, apuestan cada día por hacer feliz al otro, por facilitarle la vida.

Son capaces de perdonarse los errores y fallos y de tratar los asuntos en los que no están de acuerdo con delicadeza y sentido del humor.

La mirada del uno hacia el otro es de complicidad y de indulgencia.

Y en este tejer cotidiano del día a día consiste el amor verdadero, aquel que sobrevive a tempestades y adversidades diarias, aquel que dura toda la vida.

Aquel que hay que ir cuidando y cultivando para que permanezca a lo largo del tiempo.

Trabajoso, sí, pero apostar por esa fusión amorosa, por ese amor incondicional y profundo, es lo que llaman el verdadero amor.



domingo, 6 de agosto de 2023

MANTENER LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS BAJO CONTROL




Imagen: Pixabay

Una de las mejores maneras de darse tranquilidad y convertirse en una persona más pacífica y serena, es mantener los pensamientos negativos a raya. Para eso es importante darse cuenta, ser muy consciente, del efecto bola de nieve que tienen esos pensamientos. 

Con frecuencia, empezamos con unos pocos pensamientos ante una situación que se nos presenta y, de repente, sin casi darnos cuenta, nos vemos invadidos por múltiples pensamientos negativos acerca del hecho que se ha producido o que se producirá en un futuro. 

Estos pensamientos son normalmente circulares, es decir, siempre son los mismos, pero vamos pensándolos una y otra vez, dando vueltas a aquello que nos preocupa, nos hirió o nos atormenta en ese momento. Aunque también hay veces que el hecho ocurrió en el pasado, pero seguimos trayéndolo al presente como si hubiera ocurrido hoy. 

Con la consiguiente carga de ansiedad que eso nos produce. 

Y así es cómo, conductualmente, en vez de responder con calma, por ejemplo, en una situación en la que no estamos de acuerdo con algo o con alguien, reaccionamos agresivamente, nos enfrentamos de la peor manera a los demás, sintiéndonos humillados, y sintiendo que quieren aprovecharse de nosotros. O nos quedamos pasivos y sin responder. Dando vueltas luego a la afrenta sufrida y generándonos también mucha ansiedad. 

Cuanto antes detengamos los pensamientos negativos en nuestra cabeza, e impidamos ese efecto de bola de nieve, mejor.  En cuanto empecemos a dar vueltas a algo, es mejor frenar, parar nuestra mente y pensar adecuadamente; es decir, preguntarse sobre lo que me preocupa y analizarlo con calma, intentando buscar la solución o rebatiendo el pensamiento que se ha convertido en algo dramático e irreal en un pensamiento más racional. 

Lo importante es detenernos para analizar lo que nos preocupa o lo que nos ha sucedido con calma y, una vez hecho esto, cambiar a otros pensamientos que sean positivos, de agradecimiento y distracción, para que nuestra mente se relaje más.


domingo, 30 de julio de 2023

ESCOGER BIEN LAS BATALLAS


Imagen: Pixabay

Si pudiéramos llevar la cuenta de las veces que discutimos y nos enfadamos a lo largo de nuestra vida, probablemente nos quedaríamos asombrados del tiempo perdido en innumerables pequeñeces diarias que, sin merecer la pena, nos han ocasionado, sin embargo, bastante infelicidad.

“Escoger bien las batallas” es un dicho que oímos con frecuencia, pero que aplicamos muy pocas veces a nuestro acontecer diario. Sin embargo es de vital importancia para poder vivir nuestra vida de una manera más satisfactoria y, además, es que escogiendo bien las batallas, con sabiduría, seremos más eficaces para ganar aquéllas que son realmente importantes.

La vida raras veces es como nosotros habíamos creído o como nos gustaría que fuera; hay que enfrentarse, luchar, discutir o incluso pelear mucho por algo en lo que creemos. El mundo no es como quisiéramos y muchas personas tampoco son como querríamos que fueran, ni actúan como a nosotros nos gustaría. Siempre habrá cosas que nos salgan mal y personas que actúen haciéndonos daño.

Sin embargo, precisamente por eso, no merece la pena discutir, enfadarse o librar batallas en otras cosas. Muchas personas discuten por todo, se enfadan por cualquier cosa, ante cualquier contratiempo hacen un drama y lo único que consiguen es generarse unos niveles de malestar y estrés altísimos y llevar una vida infeliz.

Si no, mire a su alrededor; por ejemplo, en un atasco de tráfico observe a la persona que toca repetidamente el claxon y que murmura improperios, o la persona que pasa acelerada a su lado y le da un codazo sin pedir disculpas, o la persona que en una conversación en la que no está de acuerdo el interlocutor, pierde las formas y empieza a gritar.

¿Es de verdad tan importante discutir con su pareja por la forma en la que ha dejado la ropa? ¿Es tan importante enfadarse con su madre porque hace un comentario que considera injusto hacia usted?... Así podríamos poner multitud de ejemplos, en los que nos implicamos emocionalmente todos los días y que no son mas que pequeñeces que, sin embargo, nos generan mucho malestar.

Para eso es importante asumir que las cosas raramente se resuelven a la perfección, que cometemos errores y que, a pesar de todo, la vida sigue y no pasa nada.

El perfeccionismo y la exigencia no son más que fuente de estrés y suponen no aceptar que lo importante es vivir con bienestar y guardar las fuerzas para las batallas reales por las que hay que luchar.

No se trata de convertirse en un “pasota”, sino en escoger bien las batallas diarias, con sabiduría y serenidad, porque las hay realmente y evitar todas aquellas que no lo son, y así evitar generarse ansiedad. Recuerde que no merece la pena sufrir por pequeñeces.


domingo, 16 de julio de 2023

TÚ SABES LO QUE VALES



Fuente de la imagen: Pixabay

Hay personas con un gran ego que necesitan siempre ser el centro de atención.

Son esas personas que parecen muy seguras de sí mismas, aquellas que enseguida nos dicen “lo que tú tienes que hacer es esto…”, cuando no les hemos pedido su opinión.

Son personas a las que les preocupan muy poco los demás… porque bastante tienen con intentar en todo momento demostrar a los demás que ellos están ahí y que valen mucho.

Muy frecuentemente, mucho más de lo que creemos, son personas con una baja autoestima que con su pedantería consiguen mantenerse en un equilibrio muy frágil.

Ser egoísta y pedante, y gozar de una buena autoestima, son extremos absolutamente opuestos.

La persona que sabe que vale y que tiene una saludable autoestima, no necesita demostrárselo a nadie. Es consciente de sus limitaciones y dificultades, y las asume y acepta porque forman, y formarán, parte de su vida, pero no por ello dejan de intentar mejorar y luchar para conseguir sus objetivos y superar dificultades.

Apreciar nuestra propia valía nos hace ser discretos, porque realmente no tenemos que pregonar a los demás cuánto valemos.

Aquel que lo hace, es porque se siente inseguro y no está convencido de ello.

Una saludable autoestima significa que no necesitamos justificar ante nada ni nadie nuestros comportamientos e ideas, y así podemos permitirnos darnos caprichos o hacer cosas que nos gustan, independientemente de lo que piensen los demás.

Una saludable autoestima nos hace sentirnos bien, no superiores a nadie sino contentos con cómo llevamos nuestra vida. Y estamos con la personas que queremos estar.

Una saludable autoestima nos permite respetarnos a nosotros mismos, y además respetar a los demás. Respetarnos a nosotros mismos, cuidarnos y valorarnos, hará que los demás nos valoren. Si dejamos que nos manipulen, si estamos pendientes de lo que dicen los demás y dudamos de nosotros mismos, lo único que conseguiremos es sentimos mal y ser infelices.

Por eso, nunca hay que olvidar que merece respeto y amor, simplemente, porque usted es usted. Un ser humano único e irrepetible. Y usted será el primero que va a procurárselo.


domingo, 9 de julio de 2023

SER FELIZ


Imagen: LTPV

Dicen que Abraham Lincoln sentenció: "La mayoría de la gente es tan feliz como ha decidido serlo". Cuando preguntas a las personas qué es para ellas la felicidad, las respuestas son muy diversas, pero casi todas se resumen en vivir con tranquilidad, sin agobios, con esa calma interna que nos hace sentir bien.

De todos es sabido que no es necesario poseer grandes cosas materiales. De hecho, hay ejemplos de personas que en un golpe de suerte ganan grandes cantidades de dinero y, sin embargo, al poco tiempo acaban sintiéndose mal y perdiéndolo todo.

La auténtica felicidad empieza por decidir ser responsables de nuestra propia felicidad, es decir, decidir qué actitud tomar ante nuestra vida. Debemos optar más por pensar en lo que tenemos que en nuestras carencias; centrarnos y pensar más en aquello que en el día a día nos hace sentir bien. Tener un pensamiento positivo invariablemente nos hace sentir mejor, ya que dichos pensamientos posibilitan que los neurotransmisores, la noradrenalina, la dopamina y la serotonina, se secreten más y estos neurotransmisores son los responsables de nuestro bienestar.

Ser feliz puede representar un gran esfuerzo. Es como limpiar una casa: hay que cuidar las cosas de valor y echar fuera la basura. Hay que encontrar invariablemente el lado positivo de las cosas y tomar la decisión de dejar de sufrir y propiciar el cambio. De esta manera, la felicidad es, a fin de cuentas, una decisión, la decisión de vivir el presente, de recordar que nuestro tiempo es limitado y que depende de cada uno el sentirse bien.

domingo, 2 de julio de 2023

TIEMPO DE VERANO


Imagen. Pixabay

El tiempo parece volverse un poco más lento en esta época del año; anochece más tarde, hace calor y parece que todo nos invita a tomarnos el día a día sin prisas, como si éstas desaparecieran por unos meses, para volver al ritmo frenético en el que vivimos en el mes de septiembre.

Habitamos una sociedad donde está hipervalorado el tener el tiempo ocupado; parece, incluso, que la persona que se toma las cosas de manera relajada, no es productiva. Sin embargo, qué importante es hacer las cosas sin prisas, porque no solamente se gana en eficacia, sino que se evita tener muchos momentos de ansiedad innecesarios, que tanto malestar nos provocan.

Deberíamos reflexionar estos meses de verano para intentar, en septiembre, realizar las tareas diarias que desempeñamos, con la rapidez que requieran, pero sin prisas innecesarias.

Para eso es fundamental organizar bien el tiempo, distribuirlo adecuadamente, sin autoexigirnos a veces cosas imposibles de hacer y, más importante todavía que todo esto, dedicar unos momentos del día a conversar, pasear o, simplemente, a "perder el tiempo". Este "perder el tiempo", tan denostado hoy en día por parecer sinónimo de pereza, es algo fundamental. Por ejemplo: estar sentado en un banco viendo pasar a la gente, tumbarse al sol, cerrar los ojos y conectar con nuestro interior... sestear, proporcionarse cosas y momentos agradables... todo eso que en general nos gusta hacer en vacaciones.

Cuando regresemos de las vacaciones a nuestros trabajos diarios debemos intentar no perder la costumbre de reservar unos instantes para nosotros mismos, para escuchar música, pasear, hacer ejercicio o charlar con nuestros familiares o amigos. Pongámonos como prioritario el contacto afectivo con los que queremos. Seguramente, nuestro bienestar será mayor y eso hará que encaremos el día a día con mejor ánimo.

Recuerde, como he leído hace poco, que el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un ser humano contento.

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