Nos pasamos tiempo hablando de nuestros problemas, de lo que no nos gusta.
Damos vueltas en nuestra cabeza a aquellas personas que se portaron mal con nosotros.
Rumiamos una y otra vez todo lo que va mal… y con eso solamente conseguimos malgastar nuestro tiempo y sentirnos peor.
Centrarnos en lo que nos molesta, en aquella persona que actuó mal con nosotros o en el problema que tenemos que enfrentar, no sirve absolutamente para nada.
Centrarnos en lo que va mal en el trabajo o en el mal día que hemos tenido no nos sirve.
Lo que sí nos servirá es fijarnos en lo bueno que tenemos, en aquella persona que es amable con nosotros o en lo bueno que tenemos.
Centrarnos en lo positivo, nos servirá para que nos sintamos mejor y, de esa manera, podamos solucionar mejor aquello que nos preocupa o los problemas que tenemos.
Por lo tanto, pensar en lo bueno no supone que no nos enfrentemos a los problemas, sino que al sentirnos mejor encontraremos mejores soluciones y sabremos enfrentar mejor los inconvenientes que nos encontramos.
Tendremos ánimo y fuerzas para encarar lo malo.
Si las circunstancias nos parecen adversas, no nos servirá de nada centrarnos en ellas.
Será mejor centrarnos en lo bueno que se nos presenta porque a partir de ahí encontraremos mejores soluciones, como consecuencia de sentirnos bien y vernos más capaces de resolver.