Teresa Díaz Bada. Consulta de Psicología Clínica en San Sebastián. 666861224 (Whatsapp) / teresa@diazbada.com
domingo, 25 de marzo de 2018
UN SUFRIMIENTO EVITABLE
Hay personas que viven dominadas por la vergüenza y el temor permanente de que los demás les juzguen duramente y que en cualquier momento descubrirán lo imperfectas, indeseables o defectuosas que son.
Estas personas viven atrapadas en sentimientos de culpa y vergüenza que les atenazan dolorosamente, sintiéndose inferiores a los demás y estableciendo comparaciones en ocasiones absurdas, que siempre conducen a una infravaloración.
Estas personas mantienen actitudes tóxicas en sus pensamientos:
• Viven pendientes del control: deben controlarlo todo, sus relaciones, sentimientos, su trabajo; son hiperexigentes con ellos mismos y con los demás. Perfeccionistas, nada es nunca suficiente.
• Viven pendientes de una imagen externa: hay que comportarse, hay que parecer, lo que piensen los demás es lo más importante… No solamente hay que ser, centrándose en uno mismo, sino, sobre todo, parecer.
• Es frecuente que culpen a los demás de que las cosas no vayan como deberían ser de acuerdo a sus esquemas.
• Cometer errores es una catástrofe que torpedea su autoestima, porque eso indica que eres vulnerable, por lo que cuando los cometen, irremediablemente, se mortifican o echan la culpa a los demás, poniéndose a la defensiva y generando actitudes muchas veces agresivas.
• No confían en las relaciones personales marcadas por la tranquilidad, y si el otro se muestra sereno, lo confunde con simplicidad.
• No siempre, pero, en ocasiones, la ambición suele marcar la vida de estas personas, una ambición insana relacionada con la idea anterior de que los demás vean lo que tengo, hago, poseo, etc. Una ambición desmedida que esta íntimamente ligada a la insatisfacción personal que presentan, cerrándose un círculo vicioso del que no son capaces de salir.
• Pueden dar la imagen de ser seguros y confiados en sí mismos. Semejante contrasentido interno obedece a la necesidad de mantenerse a flote para poder seguir malviviendo.
Todas estas actitudes llevan a una perdida de la identidad personal, de la autoestima y, como consecuencia de ello, acarrean problemas emocionales diversos que hacen que la vida de estas personas sea dolorosa, con una permanente sensación de vacío interior.