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domingo, 12 de febrero de 2023

VIVIR CON COMPROMISO


Imagen: Pixabay

Algunas parejas, a pesar de estar años y años juntas, no se comprometen. No se implican en el bienestar del otro, sin ver que esto es lo más importante, y no se aplican en hacer diariamente un trabajo de generarse y generar bienestar. Un trabajo de intentar conseguir que se vayan creando cada vez más lazos de unión, basándose en una comunicación, en una preocupación por el bienestar del otro, y en un cuidado que se da incondicionalmente.

No es infrecuente ver cómo se antepone el propio bienestar, en ocasiones de manera egoísta, dejando de lado el cuidar al otro, a la pareja, pero también a los hijos. Se trata de parejas embarcadas en crear una familia sin haber pensado realmente en el compromiso profundo que eso supone en cuanto a renuncias, amor incondicional y lucha diaria para sacar adelante la familia y el proyecto en el que se han involucrado.

Casi de manera automática, algunas parejas se embarcan en un proyecto que parece cogido con alfileres, puesto que prevalece el egoísmo personal, el llamado ahora "postureo" de jugar a la familia feliz, que carece de raíces profundas arraigadas de verdad en el compromiso racional de estar juntos y de ir conociéndose día a día e ir afianzando ese primer amor que llevó a emparejarse. Ese primer impulso amoroso que si no se cuida y no se le presta atención acaba por naufragar, convirtiéndose en monotonía y, en muchos casos, desazón.

Cuando el amor se enraíza en un compromiso profundo, ningún viento o marea es capaz de derribarlo porque, a pesar de las tempestades, prima por encima de todo el cuidar al otro porque forma parte de la vida de uno mismo. Como si fuera un lazo imposible de deshacer y que, sin embargo, permite también en crecimiento personal y único de cada miembro de la pareja y también del resto de la familia.

Comprometerse implica renunciar, ceder, generosidad a raudales, paciencia y mucho afecto y amor. Emparejarse no es difícil; emparejarse con este profundo compromiso es más complicado porque muchas veces se carece de la lucidez para saber qué es lo que se quiere y por qué uno decide en un momento determinado compartir su vida con otro.

Pero una vez que el compromiso está claro y se lucha día a día para que se afiance emocionalmente, el bienestar arraiga en el corazón de quien lo lleva a cabo. Y también provoca en la mayoría de los casos una reciprocidad en el otro.



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