No hay una sola idea de felicidad y ésta va a depender de cada persona. Lo que a mí me hace feliz, a otra personal, igual no. Descubrir que es lo que me hace feliz es la tarea individual de cada uno.
Sin embargo, sí que hay ingredientes comunes que nos causan bienestar a todas las personas. O que sabemos que, si los fomentamos, el resultado es esa felicidad que va cambiando a los largo de la vida, como vamos cambiando nosotros mismos, pero que se mantiene.
Hay pautas generales para ser felices que casi todos conocemos, pero que con frecuencia olvidamos. Por ejemplo:
* Centrar nuestro foco de atención en las cosas positivas de nuestra vida y de nosotros mismos.
* Disfrutar como si fuera la primera vez que lo hacemos de las cosas buenas que tenemos. Valorar nuestra salud, las personas buenas que tenemos a nuestro alrededor y a nosotros mismos.
* Valorar lo positivo produce inmediatamente bienestar, provoca que irradiemos gratitud y energía positiva y hace que sobrellevemos mejor lo difícil.
* Asumir y aceptar que va a haber cosas que no vamos a poder cambiar.
* Asumir no significa resignarse y quejarse, sino ser capaces de analizar que, a pesar de los sinsabores e ingratitudes de la vida, siempre tenemos en nuestra mano la posibilidad de cambiar nuestra actitud y fijarnos en aquello que sí podemos cambiar y que nos proporciona bienestar.
* Intentar cada día ser mejor persona, tratar bien a los demás y tener una actitud buena para con cualquier ser humano. Eso sí, al que nos haga daño, apartarlo de nuestro camino y alejarnos de las personas que son tóxicas.
* Vivir el presente que es, en realidad, lo que tenemos. Pensar en un futuro, pero cercano, intentando no angustiarnos con anticipaciones catastrofistas que nos quitan bienestar del aquí y ahora. Y, sobre todo, no sabemos que va a suceder, porque nadie es capaz de adivinar el futuro.
* Si nos sentimos atrapados y sin salida, hay que hacer cosas distintas a las que venimos haciendo. Si se siente mal y sigue haciendo lo mismo... seguirá sintiéndose mal. Atreverse a cambiar. Lanzarse.
* Cultivar la paciencia y la gratitud.
* Revisar nuestra escala de valores, con frecuencia, para comprobar si estamos viviendo de acuerdo a ella, sin dejarnos arrastrar por modas, tendencias o por el día a día rápido y estresante de la sociedad en la que vivimos.
Porque como dijo Bertrand Russell: “Vivir como uno desee, solamente a eso se le puede llamar éxito”.