Queremos que las cosas cambien, que nos sucedan cosas distintas, pero seguimos llevando a cabo los mismos comportamientos, los mismos hábitos… y así, es imposible.
Si seguimos haciendo lo mismo y nos quedamos en la queja de la rutina, no podemos pretender que nuestra vida cambie de rumbo y mucho menos que nos sucedan cosas nuevas.
Para lograr resultados diferentes es indudable que hay que hacer cosas diferentes.
No es “esperaré a sentirme mejor, y luego ya haré otras cosas” sino “voy a empezar a hacer cosas diferentes y sin duda, me sentiré mejor”.
Todo se inicia por lo tanto en los pensamientos y en la acción que debe surgir de estos.
Los pensamientos son tan importantes que acabamos convirtiéndonos en lo que estamos pensando. Y acabamos por hacer las cosas que estamos también pensando.
Por lo tanto, debemos tener claro que cada cambio y cada progreso se inician con cambios en nuestros pensamientos.
Aunque parezca una obviedad, sin embargo es increíble que muchas personas siguen haciendo lo mismo y esperando que ocurra algo distinto. Sueñan con golpes de suerte, o la conjugación de los astros, sin darse cuenta de que es mucho más sencillo y mejor. Porque realmente depende de uno mismo.
Esa es la gran baza que tenemos como seres humanos.
Hay que atreverse a salir de la zona de confort, de la queja permanente y de la inacción.
Si realmente quiere dar un giro a su vida, piense qué puede hacer, qué cambios va a llevar a cabo y atrévase.